Todo ello pese a que el propio Rubalcaba dijo sentir que estaba "en los últimos metros" de su trayectoria política. Tal y como asevera el diario, no es la primera vez que el actual vicepresidente y ministro del Interior repite esas palabras, u otras parecidas.
La hipótesis de que sustituirá a Zapatero, no obstante, cobra renovada fuerza después de la crisis de los controladores. Si el PSOE fracasa en las elecciones autonómicas y municipales y a un año vista de las generales, la decisión de Zapatero será no repetir como candidato a la presidencia del Gobierno, publica El Mundo. Sería, además, el propio Zapatero el que señalaría a Rubalcaba para sucederle.
El vicepresidente lleva acumulando poder desde que llegó al nuevo cargo el pasado 20 de octubre. Las tres carteras que tiene ya acumuladas le dan una enorme capacidad de maniobra en el Gobierno, y en Moncloa se asegura que su ascenso está pensado para "recuperar la conexión perdida con la sociedad" y, llegado el caso, servir de "relevo" para Zapatero.
Se trata de una estrategia para evitar el caos en el PSOE si finalmente Zapatero decide retirarse. Rubalcaba es, en esa tesitura, el hombre ideal según Moncloa: un político de primer nivel capaz de movilizar a las bases y que, dice El Mundo, tiene buena valoración ciudadana.
José Bono certifica el poder de Rubalcaba: "Tiene mucho poder porque el presidente del Gobierno ha querido que así sea". Y un miembro del Ejecutivo asegura que "es él quien conduce y coordina al Gobierno". El número dos ya está fagocitando al número uno, como lo demuestra el hecho de que fue Rubalcaba y no Zapatero quién explicó la decisión de decretar el estado de alarma a los ciudadanos, durante la huelga de los controladores de las semana pasada.
En Moncloa, dice El Mundo, hay dos interpretaciones sobre el hecho. Por un lado, los que califican al vicepresidente y sus apoyos como verdaderos "halcones" que no dudan en controlar el poder. De la Vega, predecesora de Rubalcaba en la vicepresidencia, es también de esta opinión.
La posición opuesta es la de quienes, sin llegar a restarle ambición, aseguran que "jamás dirá no" a Zapatero, ya que su fidelidad a él es "a prueba de bomba".
Ambos bandos, sin embargo, coinciden en que Rubalcaba es el lógico sucesor de Zapatero. No obstante, en Moncloa consideran que es "un error" considerar acabado al presidente, y añaden que será él quien planifique su final. "Quiere demostrar que sigue vivo, y que a la vez se sepa que hay dos o tres a su lado que también lo están y que, por tanto, hay relevo".
Rubalcaba, además, tiene la capacidad de dibujarse a sí mismo como "una figura diferente" a Zapatero. "Desde su primera intervención como vicepresidente, ha demostrado que lo suyo es jugar en primera división".
Los otros puntales en el propio partido socialista también favorecen la opción de Rubalcaba: tanto José Enrique Serrano, asesor de Zapatero, como Ramón Jáuregui, apuestan por él como la principal opción. El primero dentro de las entrañas del partido y el segundo a la hora de presentar la opción a los ciudadanos.
Todo ello mientras Zapatero se desdibuja y el vicepresidente toma su relevo en los medios de comunicación. En Moncloa se considera ya a Rubalcaba el verdadero "conductor" del Gobierno; a Serrano "el motor de arranque" y a Jáuregui, la "correa de transmisión", explica El Mundo.