La única concejal del PP en el ayuntamiento vizcaíno de Sondica, Nerea Alzola, remitió este jueves a Libertad Digital los documentos que demuestran que fueron la abogada y el procurador pagados por el partido los que renunciaron a su defensa, tal y como había denunciado el pasado martes.
El primero de los documentos que reproduce este periódico fue presentado por las dos agredidas, la propia Alzola y Virginia Arroyo, con fecha del 22 de mayo de 2007 y con sello de entrada en el registro del jugado de Instrucción número 10 de Bilbao en el que informan de que su abogada durante la causa será Pilar Lejarreta Cortajarena.
El segundo y el tercer documento dan fe del abandono de la defensa de la edil popular en Sondica. Así, en este segundo, el procurador pagado por el PP, Iñigo Hernández Martín, notifica al juzgado que tanto él como la abogada defensora del PP, Pilar Lejarreta Cortajarena, renuncian a la defensa de Nerea Alzola, aunque no a la de la otra edil del PP agredida. En el tercer documento, la juez Ana Aurora Torres dicta una providencia para informar a Alzola de la renuncia de la abogada y el procurador a su defensa.
Libertad Digital se puso en contacto también con el Partido Popular de Vizcaya, para que diese su propia versión sobre los documentos que habían sido remitidos a este periódico. Según la formación que dirige Antonio Damborenea, "el partido asumió la defensa de las dos agredidas hasta que la abogado que paga el partido decide seguir una estrategia con la que Nerea Alzola no está de acuerdo. En ese momento, la abogada renuncia porque no puede seguir defendiendo a Alzola si va a seguir la táctica que consideraba mejor, y que sí había sido aceptado la otra agredida, a la que le rompieron un diente", dicen. "La abogada no podía mantener dos líneas de defensa separadas, por lo que abandonó la defensa de Alzola para no dejarla en una situación de indefensión", continuaron.
Preguntados por la razón por la que no pagaron un segundo abogado para que Alzola pudiese continuar con su defensa, las mismas fuentes afirmaron que el partido "no lo consideró oportuno", porque creía que la línea marcada por la abogada era la correcta. Del mismo modo, interrogados por la razón por la que este miércoles afirmaron que fue la edil del PP en Sondica la que decidió buscarse otro abogado, dijeron que así lo siguen creyendo ya que consideran que eso es lo que hizo de facto al no aceptar la estrategia que le marcaba la letrada del partido.
Este periódico se intentó recoger este jueves las valoraciones personales sobre estos hechos tanto de la abogada que representa al PP vizcaíno en la causa, Pilar Lejarreta Cortajarena, como de la edil del PP de Ermua, Virginia Arroyo, pero ambas desestimaron la posibilidad de hacer algún tipo de declaración sobre este asunto.
Los hechos a juzgar ocurrieron los primeros días de la campaña electoral de las elecciones municipales y forales de 2007, cuando la portavoz del PP en Sondica (Vizcaya), Nerea Alzola, y una jovencísima candidata del PP en Ermua, Virginia Arroyo, pegaban carteles con la imagen de Antonio Basagoiti, actual presidente del PP vasco y, por entonces, candidato popular a la alcaldía de Bilbao, en la céntrica plaza del Sagrado Corazón, a escasos metros de la sede central del PP.
Ocho jóvenes increparon e insultaron primero a las dos populares por pegar los carteles de Basagoiti. Después, terminaron agrediéndolas. Tanto a ellas, como a los escoltas de Alzola, que salieron en defensa de la edil vizcaína. El resultado: las militantes del PP recibieron golpes y patadas que les causaron contusiones en varias partes de su cuerpo y Arroyo sufrió un traumatismo en el maxilar inferior, con rotura de una pieza dental, según el parte de lesiones redactado por el servicio de urgencias del hospital de Cruces.
Tras estos hechos, todo el PP arropó a las dos populares . Desde Antonio Basagoiti, cuya imagen estaba en los carteles que colocaban, hasta el mismísimo Mariano Rajoy , que horas después de los hechos, en un mitin celebrado en el Teatro Principal de Alicante, ante unas 1500 personas, expresó su afecto y cariño hacia las agredidas.