L D (EFE) Durante una conferencia titulada "La política: un viaje de ida y vuelta" en el Colegio Mayor Universitario Elías Ahúja de Madrid, Álvarez Cascos ha señalado que un dirigente al frente de un partido debe aplicar las cuatro reglas de la política del conde de Romanones: "sumar lo más, restar lo menos, multiplicar prudentemente y dividir al adversario".
Álvarez Cascos ha criticado a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, porque, "en vez de aplicar estas cuatro reglas, le quiere quitar el puesto a Pepiño Blanco (vicesecretario general del PSOE) y en vez de hablar del PSOE se dedica a criticar al PP". También ha rechazado que De Cospedal diga que ella no compatibilizaría el escaño de diputada con el trabajo en un bufete de abogados, con lo que, a juicio de Cascos, "está censurando a mucha gente del PP".
Ha subrayado que él no compatibilizaría la secretaría general con la presidencia de un partido en una Comunidad Autónoma, "no porque el discurso no se pueda hacer", sino porque como secretario general nunca le sobró ni un minuto de tiempo. "Así no se suma, se resta; así no se multiplica, se divide y así no se divide al adversario, sino que nos dividimos nosotros mismos", ha apuntado Álvarez Cascos, tras asegurar: "yo estoy a disposición de todo el que me pida consejo, pero no se lo doy al que no me lo pide". Ha opinado que "el problema del Partido Popular en estos momentos es de proyecto, de equipo y de trabajo".
El ex secretario general del PP ha agregado: "yo no invalido a las personas. Yo no creo que una persona sea por sí misma incompetente para algo, pero tiene que cumplir con unos determinados parámetros para ser el líder, para ser el secretario general, para ser el portavoz parlamentario o para ser un diputado de a pie".
En el PP, "no se están haciendo las cosas bien", ha dicho Álvarez Cascos, quien ha hecho hincapié en la diferencia entre la etapa que conoció como protagonista y la etapa actual que observa como espectador. Al comienzo de su alocución, ha destacado que "no pretende volver a ser un protagonista" de la vida política, al considerar que "nunca segundas partes fueron buenas".