El malestar existente en buena parte de la Guardia Civil y la Policía Nacional con Alfredo Pérez Rubalcaba se volvió a hacer patente este domingo en la localidad madrileña de Valdemoro, donde el ministro presidió el acto central de la celebración de la semana institucional de la Guardia Civil con motivo de la festividad de su patrona, la Virgen del Pilar.
Pese a que la asociación profesional más combativa con el titular de la cartera de Interior, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que convocó una concentración-protesta el pasado 18 de septiembre en Madrid, había anunciado que no acudiría a los actos, los guardias civiles y sus familias abuchearon a Rubalcaba en hasta tres ocasiones.
La primera de ellas fue a su llegada a la calle Orfeo de la localidad, donde se celebró el acto; la segunda, al ser anunciada su intervención; y la tercera, durante su intervención, en el momento en el que mencionó el supuesto crecimiento de efectivos que había tenido el Instituto Armado en los últimos años.
Rubalcaba ensalzó durante su intervención tanto la historia como el trabajo que realizan en la actualidad los agentes de la Guardia Civil y no tuvo reparos en entrar de lleno en algunos de los puntos calientes que mayor malestar generan en el cuerpo, como las condiciones de trabajo, el aumento/disminución de la plantilla y el estado de las instalaciones donde realizan su trabajo (casas cuartel, comandancias...)
Su único momento de brillantez lo tuvo al defender la naturaleza militar del Instituto Armado: "La Guardia Civil debe modernizarse para responder a los nuevos desafíos, pero eso no se puede hacer renunciando a sus valores tradicionales, a su tradición militar", dijo.
Condecoraciones, desfile y homenaje a los caídos
Tras los honores militares a las autoridades, y el paso de revista a las unidades formadas, el acto central de la celebración de la semana institucional de la Benemérita continuó con la imposición de condecoraciones. Entre los premiados por su labor profesional con la cruz al Mérito de la Guardia Civil, varios agentes del Instituto Armado y la Policía Nacional, varios magistrados de la Audiencia Nacional (Ángela Murillo y Fernando Grande Marlaska) y del Supremo (Alfonso Prego) y, por primera vez, una agente de la Gendarmería francesa que recibió nueve impactos de bala en un tiroteo con terroristas de ETA.
Tras la alocución de las autoridades y políticos, se retiró la bandera y llegó el turno del sentido homenaje a los agentes fallecidos en acto de servicio durante el año. Después, un desfile en el que participaron 595 efectivos, 77 vehículos, 5 helicópteros, 72 caballos y 9 perros pertenecientes a las diferentes unidades y especialidades de la Guardia Civil, aéreas, de a pie, a caballo y motorizadas.
La primera en hacer acto de presencia fue una Escuadrilla de cinco helicópteros. Tras ellos, llegaron las unidades a pie, de las que desfilaron el Mando del Batallón y Bandera, una Escuadra de Gastadores, una Escuadra de Gran Gala, una Unidad de Música, una Compañía de la Academia de Oficiales, una Compañía de Guardias Civiles y una Compañía de Especialidades –Grupos de Acción Rápida, Servicios de Montaña y Servicio Cinológico)–, así como una sección que cumple servicio en Afganistán.
Tras esto, tocó el turno a las unidades motorizadas. Primero, unidades de la Agrupación de Tráfico, compuesta por una sección de motoristas, una sección de vehículos ligeros y tres Nissan Patrol descubiertos. Después, una sección mixta, con diferentes especialidades como los motoristas del Seprona, una sección de vehículos del Servicio Rural, una sección de la Agrupación de Reserva y Seguridad, y una sección de vehículos especiales, que estuvo compuesta por un vehículo pick-up, dos vehículos con dos embarcaciones del GEAS (buzos), dos furgonetas de telecomunicaciones vía satélite y dos furgones del SEDES con robots de desactivación de explosivos.
Por último, el desfile concluyó con las unidades a caballo, con una sección del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil, con Batidores y Banda de Cornetas.