L D (EFE) Alberto Negrín gritó estas críticas a Zapatero durante un mitin en el Auditorio de Tenerife el 14 de abril, cuando el presidente del Gobierno mencionó que 37 barcos canarios podían empezar a faenar en aguas marroquíes. Negrín justificó su protesta como "un grito de libertad para un pueblo cuyos derechos estaban siendo pisoteados por el secretario general del PSOE".
Negrín dijo a los periodistas tras el juicio que se siente "contento porque se ha hecho justicia" y afirmó que la sentencia se dictó sobre la marcha porque estaba claro que "quien lo hizo mal fue el propio secretario general del Partido Socialista" por ir en contra de la legislación internacional. Además, calificó de "totalmente desmesurado" el que haya sido "procesado" por hacer un comentario en un mitin político, además de convertirse en un precedente judicial.
Durante el juicio, que se celebró en el juzgado de instrucción número 2 de Santa Cruz de Tenerife, la fiscal se sumó a la postura del abogado defensor de que no puede deducirse que hubiera una perturbación del orden público ni un altercado tras el incidente del Auditorio, lo que "se enmarca en un mitin electoral" con un desarrollo "no reglado".
El juez dictó una sentencia "in voce" por la que absolvió a Negrín ya que consideró "claro" que en un mitin electoral se produce "un diálogo abierto" con los asistentes y "una simple pregunta no puede conceptuarse en ningún momento como un desorden público, ni se interrumpió el normal desarrollo" del acontecimiento.
El abogado defensor, Pedro Arcila, dijo en su intervención que "sería un completo absurdo" que se sancionase a alguien por dirigirse a un personaje público que precisamente está realizando un comentario que implica "una vulneración del orden internacional".
El letrado señaló que Negrín se limitó a efectuar "una crítica dentro de un acto político" y se refirió a que en su momento el Tribunal Supremo no consideró que se produjo una alteración del orden después de que se interrumpiese durante más de diez minutos un mitin.
En el juicio compareció un agente de la Guardia Civil de servicio en el día del mitin, quien consideró que Alberto Negrín llamó "traidor" al presidente del Gobierno y ondeó una bandera saharaui, y afirmó que estaba "un poquito excitado" pero que no opuso resistencia cuando fue desalojado del Auditorio. El agente dijo que con su desalojo del recinto se pretendió "evitar que se produjera una agresión" contra el dirigente de la asociación saharaui, ya que en su opinión parte del público le estaba "gritando y abucheando".
Alberto Negrín señaló que gritó al presidente porque consideró que estaba "errando en sus declaraciones, totalmente en contra del derecho internacional", y precisó que el público también gritó "otras cosas" a Zapatero, en este caso "piropos, como guapo". Por esto nadie fue detenido.
También había otras banderas en el recinto, como la republicana, contestó Negrín a preguntas de la defensa, y explicó que el portaba la enseña de la República Árabe Saharaui Democrática. Por la bandera republicana nadie fue molestado.
Al juicio acudió una testigo, Inmaculada Rodríguez, que se definió como militante del PSOE y que señaló que abandonó el Auditorio tras observar cómo los miembros de seguridad sacaban "en volandas" a Alberto Negrín, lo que le recordó "a viejos tiempos y me hizo sentir mal".
Negrín dijo a los periodistas tras el juicio que se siente "contento porque se ha hecho justicia" y afirmó que la sentencia se dictó sobre la marcha porque estaba claro que "quien lo hizo mal fue el propio secretario general del Partido Socialista" por ir en contra de la legislación internacional. Además, calificó de "totalmente desmesurado" el que haya sido "procesado" por hacer un comentario en un mitin político, además de convertirse en un precedente judicial.
Durante el juicio, que se celebró en el juzgado de instrucción número 2 de Santa Cruz de Tenerife, la fiscal se sumó a la postura del abogado defensor de que no puede deducirse que hubiera una perturbación del orden público ni un altercado tras el incidente del Auditorio, lo que "se enmarca en un mitin electoral" con un desarrollo "no reglado".
El juez dictó una sentencia "in voce" por la que absolvió a Negrín ya que consideró "claro" que en un mitin electoral se produce "un diálogo abierto" con los asistentes y "una simple pregunta no puede conceptuarse en ningún momento como un desorden público, ni se interrumpió el normal desarrollo" del acontecimiento.
El abogado defensor, Pedro Arcila, dijo en su intervención que "sería un completo absurdo" que se sancionase a alguien por dirigirse a un personaje público que precisamente está realizando un comentario que implica "una vulneración del orden internacional".
El letrado señaló que Negrín se limitó a efectuar "una crítica dentro de un acto político" y se refirió a que en su momento el Tribunal Supremo no consideró que se produjo una alteración del orden después de que se interrumpiese durante más de diez minutos un mitin.
En el juicio compareció un agente de la Guardia Civil de servicio en el día del mitin, quien consideró que Alberto Negrín llamó "traidor" al presidente del Gobierno y ondeó una bandera saharaui, y afirmó que estaba "un poquito excitado" pero que no opuso resistencia cuando fue desalojado del Auditorio. El agente dijo que con su desalojo del recinto se pretendió "evitar que se produjera una agresión" contra el dirigente de la asociación saharaui, ya que en su opinión parte del público le estaba "gritando y abucheando".
Alberto Negrín señaló que gritó al presidente porque consideró que estaba "errando en sus declaraciones, totalmente en contra del derecho internacional", y precisó que el público también gritó "otras cosas" a Zapatero, en este caso "piropos, como guapo". Por esto nadie fue detenido.
También había otras banderas en el recinto, como la republicana, contestó Negrín a preguntas de la defensa, y explicó que el portaba la enseña de la República Árabe Saharaui Democrática. Por la bandera republicana nadie fue molestado.
Al juicio acudió una testigo, Inmaculada Rodríguez, que se definió como militante del PSOE y que señaló que abandonó el Auditorio tras observar cómo los miembros de seguridad sacaban "en volandas" a Alberto Negrín, lo que le recordó "a viejos tiempos y me hizo sentir mal".