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El mandato de López: de la derrota del nacionalismo a los guiños al entorno de ETA

De la reactivación de la Ertzaintza en la lucha contra ETA a la petición de legalización de Batasuna y el acercamiento de los presos etarras.

De la reactivación de la Ertzaintza en la lucha contra ETA a la petición de legalización de Batasuna y el acercamiento de los presos etarras.
López, durante el anuncio del adelanto electoral | EFE

Tres años y medio de Gobierno socialista frente a treinta años de nacionalismo. La convocatoria de las elecciones regionales vascas para el próximo 21 de octubre supone la culminación del que ha sido, hasta la fecha, el primer y único Gobierno constitucionalista que ha tenido el País Vasco en treinta y tres años de democracia.

El hito comenzó el 9 de mayo de 2009, en la Casa de Juntas de Vizcaya, cuando el dirigente socialista Patxi López prometió, en una ceremonia sin ningún tipo de referencia religiosa –no estuvieron la Biblia y el crucifijo tradicionales–, su cargo de lehendakari junto al árbol de Guernica, símbolo de los fueros de las provincias vascas.

Ese día se producía el primer hito del nuevo Gobierno, al hacer saltar por los aires una gran mentira que el nacionalismo había convertido en dogma de fe: que el País Vasco sólo podía y debía estar gobernado por el nacionalismo porque sólo los nacionalistas aman su tierra. Los socialistas no dejaron escapar en esa ocasión la oportunidad perdida en 1986, cuando tras ser la fuerza con más escaños en la región entregaron Ajuria Enea al PNV para que éste continuase en el poder.

El Gobierno constitucionalista de López ha permitido recuperar y normalizar las relaciones institucionales del Ejecutivo vasco con el Gobierno central y con las restantes comunidades autónomas, estas últimas prácticamente inexistentes para los Gobiernos nacionalistas, salvo con los gobiernos socialistas de Navarra y la Generalidad de Cataluña.

López impulsó el reconocimiento de la vigencia del Estatuto de Guernica como marco jurídico-político, convirtiendo en festivo el día de su aprobación, el 25 de octubre, y llevando a cabo un acto institucional de celebración del mismo en la sede del Gobierno vasco.

Hasta entonces, las únicas recepciones oficiales que recordaban la cita se habían celebrado en la Casa-Palacio de la Diputación de Álava, durante los ocho años en los que el popular Ramón Rabanera estuvo al frente de la institución. Una tradición que ha retomado el popular Javier de Andrés, tras arrebatar el poder al PNV en las últimas elecciones forales.

La Ertzaintza contra ETA y los tours carcelarios

La llegada de los constitucionalistas a Ajuria Enea también supuso la reactivación de la Ertzaintza en la lucha contra el terrorismo. Se creó la División Antiterrorista y los primeros etarras fueron arrestados poco después del cambio de Gobierno. La policía vasca había estado durante los últimos siete años de Juan José Ibarretxe en el Gobierno vasco sin detener a un solo terrorista.

En esta línea, se eliminaron numerosos carteles, pintadas y pancartas de apoyo a la organización terrorista ETA y sus acólitos que inundaban las calles vascas y que convertían en auténticos santuarios proetarras algunos barrios de grandes ciudades y municipios vascos. Asimismo, se puso fin a las partidas presupuestarias regionales las subvenciones a los tours carcelarios que hacen los familiares de los presos de ETA, y que solían ser superiores a las subvenciones que se otorgaban a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

La radio-televisión pública vasca (EiTB) experimentó igualmente cambios. Remodeló su línea editorial y pasó a defender el marco estatutario y la Constitución; dejó de ser el principal canal de ideologización nacionalista en la región... y el mapa del tiempo dejó de dar vida a esa entelequia denominada Euskal Herria.

También impulsó gestos de reconocimiento de las víctimas del terrorismo, que quedó plasmado en el programa destinado a que éstas diesen conferencias en las aulas de los colegios explicando cómo el terrorismo destrozó sus vidas, en el programa de apoyo económico y social a todos aquellos que tuvieron que abandonar el País Vasco por la presión terrorista y en el proyecto del Centro para la Memoria, que recordará a las víctimas de la barbarie terrorista.

Negociación con ETA, apoyo a Otegi, acercamientos...

Sin embargo, no todo fueron claros. Y es que mientras por un lado se impulsaban algunas políticas de ayuda y reconocimiento a las víctimas, por el otro se las humillaba impulsando un final del terrorismo sin vencedores ni vencidos, apoyando la negociación política entre el Gobierno Zapatero y ETA, pidiendo una y otra vez la excarcelación de Arnaldo Otegi y la legalización de Batasuna, reivindicando el acercamiento a cárceles cercanas al País Vasco de los presos de la banda terrorista o dando reconocimiento a las supuestas víctimas de abusos policiales durante la democracia.

En EiTB el cambio no fue completo, lo que permitió a los principales dirigentes de Batasuna y sus franquicias electorales desfilar por los programas de actualidad y entrevistas de ETB, Radio Euskadi y Euskadi Irratia y utilizar estos medios públicos como altavoces de su ideología proetarra. Tampoco se puso fin por completo a la actitud colonizadora del ente público en Navarra y el País Vasco francés.

Pese a que inicialmente el Gobierno López se comprometió a impedir homenajes a personas o grupos vinculados a la actividad terrorista, los batasunos continuaron realizando actos de bienvenida a los terroristas que han abandonado en estos tres últimos años y medio los centros penitenciarios donde cumplían condena, y también se han permitido numerosas manifestaciones de apoyo al entramado etarra y sus presos que jamás debieron celebrarse.

Las imposiciones lingüísticas aprobadas por los Gobiernos del PNV no fueron alteradas. Y es que ni se han modificado los concursos oposición de acceso a la administración –que dan mayor puntuación a tener un determinado nivel de euskera que a poseer cursos de especialización, maestría o una larga trayectoria profesional en el campo profesional de la plaza a la que se pretende acceder–, ni se han derogado las multas lingüísticas por el uso del castellano.

Aquellos ciudadanos que desean matricular a sus hijos en un modelo lingüístico donde prime el castellano –este modelo, el A, sólo se encuentra prácticamente ya en Álava– no han visto colmadas las expectativas que generó la llegada de los constitucionalistas a Ajuria Enea. Por otro lado, no se han cambiado los planes de estudios diseñados por el PNV y sus sucesivos aliados, que siguen adoctrinando en el nacionalismo obligatorio de otros tiempos. Del mismo modo, no se han eliminado las subvenciones que financian las ikastolas abiertas en suelo francés, que intentan convertir al nacionalismo a los niños del país vecino.

Los socialistas no aprovecharon la ocasión para desmontar la inmensa red de clientelismo que el nacionalismo había creado en sus más de treinta años de poder, ni se han cerrado las múltiples embajadas situadas en el exterior, diseñadas a aparentar en el extranjero que la comunidad vasca es una nación independiente.

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