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El paradero de Cordón, el secreto más oculto del GRAPO

El cadáver estaría enterrado en el Mont Ventoux, aunque los dos intentos de encontrarlo han fracasado.

El cadáver estaría enterrado en el Mont Ventoux, aunque los dos intentos de encontrarlo han fracasado.

Los agentes de la Guardia Civil han perseguido sin descanso durante los últimos años a los miembros del GRAPO (Grupos Antifascistas Primero de Octubre), pese a que este grupo terrorista apenas tiene actividad desde finales de los años noventa. El objetivo no era otro que ponerlos a disposición judicial y resolver el único enigma que existe sobre las actividades de esta banda armada: el paradero de Publio Cordón.

Durante sus investigaciones y las escuchas telefónicas que realizaron a sus terroristas, se dieron cuenta de que en el interior del grupo había un tema tabú, un gran secreto del que no querían hablar ni entre ellos pese a que solían tratar con ligereza todo tipo de asuntos sobre la organización criminal. La única deducción posible, prácticamente, era que no se trataba de otro tema que el verdadero paradero del empresario zaragozano.

Fue casi imposible avanzar en la investigación hasta que en noviembre de 2000 las Fuerzas de Seguridad arrestan en Francia a seis terroristas del GRAPO. Esas detenciones fueron claves. Y es que uno de ellos, Fernando Silva Sande, se decidió en 2008 a colaborar con la justicia y aclarar cualquier duda sobre las actividades terroristas del grupo del que había formado parte, entre ellas, de qué sucedió con Cordón.

Gracias a sus revelaciones se ha podido reconstruir cómo fue el cautiverio del empresario, localizar la casa en la que fue retenido, saber qué otros grapo participaron en este acto terrorista, pero no localizar todavía el cadáver, pese a que Guardia Civil y Gendarmería francesa realizaron dos grandes batidas en distintos meses en el Mont Ventoux.

Unas horas después de secuestrar a Cordón, el 27 de junio de 1995, el grupo terrorista del GRAPO encargado del mismo llevó al empresario zaragozano por carretera hasta la localidad francesa de Bron. Casi mil kilómetros de distancia de los que poco se sabe. Ni las horas que tardaron, ni los medios con los que contaron.

La reconstrucción del cautiverio

Situada a las afueras de Lyon, era una pequeña ciudad ideal para pasar desapercibidos. Allí tenían alquilada una vivienda en el número 5 de la Rue de la Batterie. No llamaba la atención y nada la distinguía de las del resto del barrio. Era una casa de dos plantas, con exteriores en blanco, techos de pizarra con un tejadillo en unos de sus laterales, y vista a una cancha de baloncesto, que pertenecía al colegio Joliot Curie, situado justo enfrente.

El empresario fue introducido en un armario de una de las habitaciones de la segunda planta. Ese fue el lugar elegido por los terroristas para que Cordón pasase los días de cautiverio hasta que la familia pagase un suculento rescate que aliviase las penurias económicas de la banda terrorista. Como único sistema de seguridad, las puertas quedaron cerradas con una pequeña cadena, como las que se utilizan para proteger las scooter.

Durante sus días de cautiverio, el empresario fue marcando en el interior del armario los días que pasaba dentro, para no perder la cuenta de en qué día vivía o cuántos llevaba separado de su familia. Registró hasta catorce días como prisionero. En un lado del armario había marcado 1SE (primera semana) y siete palitos tachados. Justo al lado, una segunda marca, 2SE (segunda semana), con otros siete palitos cruzados.

El decimoquinto o decimosexto día de cautiverio, no se conoce la razón por la que no llegó a hacer la marca de la tercera semana, consiguió forzar a golpes la puerta del armario, haciendo inservible la cadena, y salió del zulo improvisado de la segunda planta en el que estaba retenido.

Cordón salió del cuarto donde estaba cautivo y entró en una de las habitaciones contiguas. Salió por una ventana y saltó sobre el tejadillo que estaba en uno de los laterales de la casa. El ruido hizo darse cuenta a sus captores del GRAPO que el empresario intentaba huir. Cordón saltó entonces desde el tejadillo, situado a cinco metros del suelo, hasta el patio de la casa.

Se hizo importantes daños en la caída, exactamente en la parte baja de la espalda, que le dejaron prácticamente agónico. Los grapo decidieron no llevarlo al hospital y optaron por darle calmantes. Tragó el primero, pero murió antes de poder tomar el segundo.

Fernando Silva Sande, el miembro del GRAPO que está colaborando con la justicia desde 2008, propuso entonces, según su versión, abandonar el cuerpo del empresario en el maletero de un vehículo, a lo que se negó tajantemente el jefe del grupo terrorista, Manuel Pérez Martínez, conocido como Camarada Arenas, porque entonces no verían un duro del secuestro.

El Camarada Arenas y otros dos terroristas del GRAPO, José Antonio Ramón Teijelo y María Victoria Gómez Méndez, partieron entonces en un vehículo hacia el sur de Francia, con destino a las faldas del Mont Ventoux, uno de los macizos más conocidos de los Alpes franceses, donde enterraron en un sitio todavía desconocido el cadáver del empresario.

La campaña de mentiras del GRAPO

Un mes después de estos hechos, el 9 de agosto de 1995, se citaron en París con la familia del empresario, ajena a la suerte que había corrido. Una de sus hijas y su marido depositaron en un papelera una bolsa de deporte con 400 millones de pesetas, el dinero reclamado como rescate por la organización terrorista.

El 17 de agosto, la banda terrorista contacta con el diario Egin –clausurado por estar al servicio de ETA– y Radio Zaragoza para informar de que el empresario había sido liberado junto al estadio de Sarriá, antiguo campo del R.C.D. Español. Pero el empresario no volvió a casa.

Durante casi dos décadas, los terroristas del GRAPO han mantenido sus mentiras sobre la suerte real que corrió Cordón. Meses después de su liberación, fueron detenidos dos etarras que habían participado en el secuestro: Enrique Cuadra Echeandía y José Ortín. Ambos declararon ante las fuerzas de seguridad y el juez que el empresario había sido liberado y que, además, se habían negado a entregarle un DNI falso que les había pedido para poder ocultarse.

La campaña de mentiras continúa. En mayo de 1996, insisten en la mentira de la liberación en un comunicado al diario Egin y adjuntan como supuesta prueba una carta manuscrita por el empresario en la que anunciaba a un amigo su "inminente liberación" para que avisase a su mujer. Los terroristas añaden que Cordón les había dicho que "tenía unos cuantos asuntos importantes que resolver antes de reunirse con su familia".

En mayo de 1998, los GRAPO exigen más dinero a la familia y les amenazan con "muy graves perjuicios" si no atienden su petición. Cuatro meses después, como prolegómeno al juicio en la Audiencia Nacional contra varios terroristas del GRAPO implicados en el secuestro, el desaparecido Euskadi Información informa de que portavoces del grupo terrorista les habían  informado de que Publio Cordón estaba vivo y residiendo en República Dominicana.

Entre el 7 y el 9 de octubre de ese año, los grapo Enrique Cuadra Echeandía, Concepción González y José Ortín mantienen que el empresario fue liberado junto al estadio de Sarriá y una testigo, Pilar Díaz, declara que viajó junto al empresario zaragozano en el AVE Sevilla-Madrid en 4 o 5 de noviembre de 1996.

En 2005, Francia entrega temporalmente a España a Fernando Silva Sande, que cumplía una condena de diez años por asociación de malhechores, el delito equivalente a pertenencia a banda terrorista. En aquel momento testificó ante la juez Teresa Palacios que ni planificó ni intervino en el secuestro de Cordón y que "ni tan siquiera" lo conoció.

Una gran mentira que empezó a resquebrajarse hace tres años y medio, cuando el propio Silva Sande reconoció su participación en los hechos y empezó a contar a la Justicia cuál fue la suerte que corrió el empresario zaragozano.

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