La juez que investiga los ERE fraudulentos en Andalucía ha dejado en libertad con cargos al ex director general de Trabajo Juan Márquez, al término de dos días de declaración como imputado.
Márquez ha quedado libre dado que ninguna de las partes ha pedido prisión, si bien la Fiscalía Anticorrupción ha solicitado una fianza de responsabilidad civil de 205 millones de euros por las ayudas presuntamente fraudulentas que Márquez autorizó, demanda a la que se han adherido las acusaciones particulares del PP y Manos Limpias.
La Junta de Andalucía, personada como acusación, ha pedido una fianza civil de 3,5 millones por las ayudas concretas a las empresas Packsur, Río Grande, Virgen del Espino y por los intrusos Juan Rodríguez Cordobés y Antonio Fernández Garzón en Calderinox.
La libertad de este ex alto cargo contrasta con la línea mantenida hasta ahora por la juez Mercedes Alaya, que mantiene encarcelados al exconsejero de Empleo Antonio Fernández y al exdirector general de Trabajo Francisco Javier Guerrero, que figuran entre las 60 personas imputadas hasta ahora por los ERE fraudulentos.
El cambio de línea se ha producido después de que la Audiencia de Sevilla decidiese hace dos semanas dejar libre a Juan Francisco Trujillo, chófer del ex director general Guerrero encarcelado como perceptor de 1,3 millones de euros en ayudas irregulares.
En breve se pronunciará también sobre la libertad de Fernández, por lo que abogados personados en la causa han comentado a los periodistas que la decisión de no pedir prisión para Márquez puede responder a que las partes anticipan una nueva decisión de la Audiencia a favor de la libertad de todos los encarcelados.
Márquez, que fue director general entre el 2009 y el 2010, fue imputado por Alaya por cuatro delitos continuados: prevaricación, omisión del deber de denunciar delitos, malversación y falsedad en documento oficial en ayudas que totalizaban 154 millones de euros.
A la salida de la sala de vistas donde se ha desarrollado la declaración, el ex alto cargo se ha abrazado, conteniendo la emoción, con su abogado, Manuel Pérez Cuajares, y los letrados que más le han apoyado en estos dos días de declaración.
"¿De verdad me puedo ir?", ha preguntado Márquez a su abogado, y nada más recibir una respuesta afirmativa ha tomado la escalera para bajar aprisa los dos pisos que le separaban de la calle. Solo se ha vuelto un segundo para decir a los periodistas que se sentía "satisfecho".