La solución planteada por Esperanza Aguirre de convertir el Tribunal Constitucional en una sala del Supremo logró este lunes la aceptación de la dirección nacional del PP, si bien no en esta coyuntura de crisis a varios niveles. Y es que, interpretan fuentes de la cúpula de la formación, en estos momentos lo que menos conviene al país es otro incendio político que pudiera desestabilizar una de las patas en las que se sustenta el Estado -en este caso la Justicia- ya de por sí muy devaluada a ojos de la opinión pública.
La percepción es muy parecida en el Gobierno. De ahí que Soraya Sáenz de Santamaría optara por tirar balones fuera al término del Consejo de Minisitros, cuando se le abordó insistentemente por las palabras de la presidenta de Madrid. No es que su plan sea "descabellado", en opinión de un alto cargo del Ejecutivo, sino que se plantea en un momento "inadecuado", con la mirada de la comunidad internacional posada para España.
Mariano Rajoy, insiste su entorno, es de la idea de centrarse en un único frente -éste es, la depresión económica que azota al país- y dejar para adelante el resto de asuntos espinosos. Y en este punto incluyen la conveniencia o no de mantener el Constitucional, órgano constituido a partir de negociaciones políticas. Cerrarlo, continuaron fuentes populares, supondría modificar la Carta Magna y con ello el sistema judicial de cabo a rabo, y ni el PP ni el Gobierno están dispuesto a ello en estos momentos.
Al término de maitines, María Dolores de Cospedal fue tajante en tanto en cuanto éste no es el tiempo de abrir el melón sobre la idoneidad del TC: "El tribunal parece contemplado en la Constitución y éste no es el mejor momento para reformarla", respondió, sin incluir ni un solo matiz más. Lo que, ya en fuentes, un miembro de la dirección vino a definir como cerrojazo temporal, una vez la idea de Aguirre gusta a amplios sectores del partido.
El detonante no fue otro que la sentencia del Alto Tribunal, que enmendó la plana al ni más ni menos que al Supremo, permitiendo la legalización del partido de ETA: "Al PP le parece una mala noticia. Lo hemos dicho alto y claro. Nos parece una mala decisión, con diferencia de lo que pueda pasar. No es una buena noticia para la democracia ni tampoco para la inmensa mayoría de los españoles", se reafirmó Cospedal.
Un enfado con el tribunal -"Muchos estamos muy enfadados", se insistió en Génova- que no llevará a su desaparición porque, se encargó de remachar un asesor gubernamental preguntado a tal efecto, "la orden de Rajoy es clara: estar solo por y para la crisis económica". El resto de asuntos, se insiste, una vez la deuda soberana, la prima de riesgo o el déficit público no sean el abecedario diario del presidente.