De nuevo, una semana decisiva. Otra más. Los Presupuestos Generales del Estado pasan el filtro del Congreso de los Diputados, que por dos días -martes y miércoles- debatirá sobre las cuentas públicas. El que las reformas empiecen a ejecutarse es un elemento clave, según el Gobierno, para que regrese la ansiada confianza y el país "deje de ser fruto de ataques especulativos".
El presidente no se cansa de repetir el mensaje de que, sí o sí, España va a cumplir con el objetivo de déficit. Y, en este cumplimiento, incluye a las comunidades autónomas, bajo amenaza de intervención. "Sean o no del PP, tendrán que cumplir porque vamos en serio", aseguran en Hacienda. Una vez hace su exposición, Mariano Rajoy solo recibe elogios de su programa reformista. En los últimos días, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional ensalzaron su "valentía".
Soraya Sáenz de Santamaría y Luis de Guindos, principales escuderos del jefe del Ejecutivo, también tuvieron reuniones muy destacadas y, como Rajoy, recibieron un chute de confianza. Hasta tres días estuvo en Washington el titular de Exteriores vendiendo las medidas del Ejecutivo. Entonces, y a tenor de ese espaldarazo internacional, ¿cuál es el motivo del ataque financiero?
La vicepresidenta dijo, en la rueda de prensa posterior al último Consejo de Ministros, que las razones bien valdrían para un análisis pormenorizado. Pero el Ejecutivo se queda con los pasos que va a seguir para que España deje de estar en el ojo del huracán, independientemente de "lo mucho que tiene de político" el embate. Para Rajoy, que permanentemente consulta los vaivenes de la prima de riesgo en su teléfono, todo pasa por cumplir con la hoja de ruta, a pesar del desgaste.
El presidente fue meridianamente claro, en una conversación informal con periodistas esta misma semana: ya tiene preparadas las reformas a acometer hasta verano. "Estamos en el kilómetro cero", dijo en un foro económico. Si algo teme Rajoy es que cale la idea de que improvisa, como así le acusa el PSOE. Todas sus actuaciones pasan por apuntalar que la marca española vuelva a generar certidumbre.
Las medidas en camino
"Todas las semanas aprobaremos nuevas medidas", avanzan en Moncloa. Una de la más ambiciosa es la relativa a la administración pública, en cuyo adelgazamiento trabaja una comisión de expertos que tendrá elaborado un informe en junio. Se cerrarán empresas y organismos públicos, convirtiéndose en mantra del Ejecutivo la eliminación de duplicidades. También se trabaja en el plan contra el fraude en la Seguridad Social y las prestaciones por desempleo.
Otra fecha subrayada en rojo es el próximo treinta de abril, cuando Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, debe tener en su mesa los planes de reestructuración de las comunidades. Ya ha devuelto los de Andalucía y Cataluña, al entender que las cuentas no estaban claras. En la última reunión con sus barones autonómicos, Rajoy les aseguró que les ayudará en todo lo que esté en su mano, pero les advirtió que tienen que cumplir con el 1,5% de déficit. Para ello, la Región de Murcia ya ha ejecutado una nueva poda. Baleares la anunciará en los próximos días.
El desgaste y las elecciones gallegas
Un plan de acción, que también afecta a áreas muy sensibles, que provoca desgaste electoral. "Bastante", admiten en el PP, sondeos internos en mano. "Ha sido una semana muy dura, complicadísima", confesó, en charla informal, un ministro en la picota en los últimos días. "No tendremos noticias hasta dentro de bastante. Y un Gobierno que solo da malas noticias, irremediablemente, se tiene que ver afectado", añade. La meta pasa por explicar muy bien las medidas, por hacer entender la gravedad de la situación y, tal vez lo más importante para el Ejecutivo, por recordar "por qué hemos llegado hasta aquí y quienes son los culpables".
Ana Mato, encargada de dirigir el ajuste más delicado, el relativo a Sanidad, estalló al escuchar que el PSOE le acusaba del "mayor ataque" al Estado de Bienestar. "Estamos arreglando lo destrozado por el anterior Gobierno, cuando llegó al poder Zapatero", dijo sin medias tintas. Este domingo, Carlos Floriano afirmó: "Los socialistas no han dejado nada que no sea paro, déficit y deuda". Y es que en el Ejecutivo produce verdadero escozor "escuchar a Rubalcaba dar lecciones" cuando "hace menos de medio año ellos estaban al frente, falseando el dato de déficit y sin acometer las reformas necesarias", en voz de un integrante del Ejecutivo.
En esa preocupación por el deterioro en ciernes, muchos tienen ya la vista puesta en los comicios a la vuelta de la esquina. Principalmente en las gallegas. El Gobierno admite en privado que Alberto Núñez Feijóo, muy próximo al presidente, se puede ver perjudicado por las medidas realizadas y en camino. Rajoy ha pedido ayuda al partido, que se volcará en esta comunidad, según anunció Cospedal. Se celebrarán allí foros sectoriales, actos de partido... "Son unas elecciones decisivas, también para Rajoy", destacan en Génova.
El dato del paro "será duro"
La puntilla vendrá con el próximo dato del paro. "Será duro, será malo", avanza un asesor gubernamental. Hace días que no se habla de ello, pero la cifra se pondrá encima de la mesa en poco más de una semana. Rajoy insiste: la reforma laboral es positiva, pero sus efectos no llegarán hasta el medio-largo plazo.
Así las cosas, el Gobierno sabe que le espera una primavera caliente. Sindicatos ya han anunciado movilizaciones, y Rajoy da por descontado que el PSOE alentará la participación. Por eso ve imprescindible que terminen los líos de comunicación, y que el PP "se ponga las pilas y ayude de verdad", reclaman en Moncloa. Y todo porque, pase lo que pase, seguirán las reformas. "Son difíciles, pero no queda más remedio. Son el pasaporte para superar esta situación", zanjó el presidente.