El diputado socialista Luis López Jiménez se ha convertido en un caso singular en la política española. Se trata del único político que ha renunciado a su puesto de diputado, y a los privilegios que eso conlleva, porque se sentía inútil en su cargo.
López, un maestro de escuela almeriense nacido en Albox, en 1947, ha renunciado tres veces a cargos públicos (y dos de ellos llevaban aparejados un gran sueldo, según Crónica de El Mundo), debido a su compromiso ético personal, el mismo que también le ha llevado a pelearse en numerosas ocasiones con su partido, el PSOE.
Tras apenas cien días ocupando su sillón en la Carrera de San Jerónimo, renunció a su cargo de diputado en el Congreso por no poder soportar los remordimientos de conciencia de no sentirse útil. Tal y como enuncia él mismo, no hay ninguna razón más: "No le echo la culpa a nadie, el único culpable soy yo y mi forma de ser".
Renuncia con ello a los alrededor de 60.000 euros brutos anuales que percibía en el Congreso, para ingresar una simple pensión de jubilación. Sigue teniendo que pagar una hipoteca de 129.000 euros, solicitada en 2001, de la que le restan por pagar 38.219. Y 28.618 euros de un préstamo personal solicitado hace dos años.
Los que lo conocen no están sorprendidos de su renuncia. Es la tercera vez que renuncia a un cargo público: en 1979 fue elegido concejal y tampoco se sintió útil en la oposición. En 2010 dimitió como delegado provincial de Igualdad de la Junta de Andalucía, aunque esta vez en protesta contra la falta de democracia interna en la ejecutiva provincial socialista.
El ex secretario provincial del PSOE, José Antonio Amate, dice que "Luis es así; él piensa que está en política para hacer cosas y no sentado e inactivo en la oposición". El ex diputado reconoció a sus amigos que le "atormentaban" los elevados costes de sus viajes, dietas y hoteles a Madrid a cargo de los españoles, y que ascendían a 1.823 euros al mes.
Pero también el comportamiento de los miembros de la Cámara Baja, sin distinción de partidos. "En el último pleno en el que participé, estábamos cuatro gatos. Había una votación a las tres, y a las dos y media empezaron a llegar los diputados con bolsas de El Corte Inglés".
Su trayectoria política y profesional está llena de muestras de honestidad de este tipo. Como maestro, solía decir a sus alumnos de forma recurrente: "No tenéis que fiaros de mí incondicionalmente, pensad por vosotros mismos, tened vuestra propia opinión".
De la misma manera, según Crónica, cuando era alcalde de Vélez Rubio era su costumbre pagar la gasolina de su propio bolsillo en sus viajes hasta Almería para reclamar ayudas para el pueblo. Tras dejar la alcaldía pasó a ser delegado de la Junta, a mediados de los noventa. Allí fundó una asociación de amigos de discapacitados intelectuales (su hija Betsabé está ingresada en un centro de educación especial) y es presidente de la Fundación Almeriense de Personas con Discapacidad.
Un periodista de La Voz de Almería dice en Crónica que "medio Almería tenía su teléfono y lo llamaban para que les solucionara el problema de una abuela o un familiar drogadicto". Varias asociaciones quisieron premiarle, pero López rechaza esos obsequios radicalmente. Cuando como alcalde de Vélez Rubio recibía un obsequio, él "escribía una carta de agradecimiento al autor del regalo, explicándole, no obstante, que lo rechazaba y lo enviaba a las monjas o a Cáritas".
Preguntado por su ocupación a partir de ahora, López bromea: "Me voy a dedicar a criticar a todos, a unos y a otros". López, en uno de sus artículos para la prensa local, asegura que "hemos fallado en democracia, en honradez y en conciencia social". Apuesta por "ser leales ante nuestra conciencia" y "cuando hay un conflicto, seamos capaces de marcharnos a casa y dejar paso a otros. Eso nos hará recuperar la credibilidad perdida".