Yo siempre he mantenido que los que presumen de ser de izquierdas, lo que verdaderamente son unos desalmados. Son cobardes (40 años estuvieron callados en tiempos de Franco). Son asesinos ( véase Paracuellos y Santiago Carrillo). Son vagos (véase Toxo y Méndez y todos los representantes sindicales que conozco, alguno de ellos ya suenan en el fraude de los Ere's de Andalucía). Son ladrones (se han llevado el 10% de cada uno de los Ere's que se firmaron en España hasta el día de hoy). Son hipócritas (han estado aplaudiendo a Zapatero sin querer saber nada de los 5.720.000 parado)
Hay que comprender que aquellos que no hayan conocido a su padre se arropen bajo la tutela de los sindicatos. Para encontrar cobijo no hay como acercarse a los de su mismas características.
Sindicalistas: vais a conseguir que os odien hasta en vuestra casa.
El pancartero Higuera además de ser un indolente que trabaja únicamente el día de la huelga llevando la pancarta, es un insolente.
¿ Como se puede ser tan mezquino ?.
El pancartero Higuera además de ser un indolente que trabaja únicamente el día de la huelga llevando la pancarta, es un insolente.
Canallas, y a vosotros que vivís del cuento y de sangrar a las empresas y chupar del Gobierno de los ERES etc.... vosotros si que sois escoria, tendriasis que desaparecer y crear unos sindicatos LIBRES no chupopteros y sanguijuelas como soir vosotros.
Menuda poca vergüenza la de este sindicalista. Deberían llevarlo al juzgado por difamación.
Pues yo soy Mayor Oreja, y al tal Higuera le cae una querella criminal mañana mismo. Y la indemnización, para las asociaciones de víctimas del terrorismo.
Así, la próxima vez se lo pensará dos veces antes de escribir chorradas en Twitter.
"Le interesa que ETA siga matando". Sí, esta es una de las frases que los fascistas socialistas comunistas suelen escupir a las víctimas del terrorismo o a los políticos de derechas. Es una frase que es una mentira y a la vez un insulto. Vamos, lo que son los fascistas socialistas comunistas: una mentira y un insulto. Decirle a una víctima del terrorismo que ha sufrido el asesinato, o a un político de derechas que está amenzado de muerte desde que empezó su carrera, que quiere que sus asesinos o quienes le amenazan sigan asesinando o amenazando, es tanto una mentira como un insulto.