Mariano Rajoy sumó un gesto más que escenifica un cambio en la lucha contra ETA. El anterior Gobierno, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, excluía al PP vasco de sus rondas de contactos. Sólo se veía con socialistas y nacionalistas. Un extremo que el presidente enmendó invitando a Antonio Basagoiti, al que considera su portavoz más autorizado en esta materia.
De hecho, el encargo del presidente del Gobierno es que sea Basagoiti quien lidere la nueva etapa en materia antiterrorista. Que sea él quien se siente a negociar con el lehendakari -y socio-, Patxi López, y con el líder del PNV, Íñigo Urkullu. Su confianza en el barón autonómico es plena, y así quedó reiterado tras la cita en Moncloa.
La premisa, la línea roja, es clara en voz de Basagoiti: “Lo necesario, lo prioritario, es la disolución de ETA, que deje de existir”. Después vendrá el resto, pero antes tanto la banda como su entorno “tendrán que admitir el daño causado”. El líder de los populares vascos, que vino acompañado de su número dos -Iñaki Oyarzabal-, cree que esta base es compartida por PNV y PSE, y puede ser un buen punto de partida.
“Esto nos une a las tres formaciones que representamos a la inmensa mayoría, que ETA no puede tener un premio político”, se reafirmó, en una comparecencia al término de la reunión. “Tenemos que tejer acuerdos, complicidades”, aunque sin contar con el brazo político de la banda. Así lo cree Basagoiti, que -si bien excluyó petitoria alguna de ilegalización- indicó que “para una relación normal con Batasuna, Batasuna tiene que ser normal, condenar el terrorismo y pedir que ETA desaparezca”.
Clara la meta -“el fin de ETA y del totalitarismo”-, Basagoiti anunció nuevas reuniones con los interlocutores habituales, aunque todavía sin fecha. En ella, el PP planteará una especia de documento marco con los puntos irrenunciables contra los terroristas, que tendrían que ser asumidos por todos. “Una guía” en la que quede clara “un final sin precio”. Con este encargo del presidente, el PP vasco se convierte en interlocutor directo y Moncloa se queda como supervisor de la operación.
Sobre la letra pequeña de esa negociación, como una posible revisión de la política penitenciaria, el presidente del PP vasco insistió por activa y por pasiva que el Gobierno no está en esas cosas. Que “no son una prioridad”. “No voy a estar todo el día hablando de presos, no soy como Urkullu y como López”, dijo un par de veces, no sin recalcar que el PP “no va a hacer ninguna cosa rara ni vamos a hablar de la agenda que quiera marcar Batasuna”.
“A los presos etarras les queda la reinserción individualizada como miembros de la mafia o a un violador”, añadió, pronunciándose a favor del “camino” que marca la ley cuando “los presos quieran ayudar a desenmascarar a la banda”. Eso sí, “no de manera colectiva. Cada cosa en su sitio”. También recalcó que “el PNV puede querer un plan Ibarretxe o una reforma estatutaria, el PNV y el PSE pueden plantear lo que quieran, siempre que eso no se haga como conclusión al final del terrorismo, no puede concebirse como un premio a ETA”.