Cuesta que alguien en el Partido Popular incluya algún pero en la designación de Mercedes Fernández -Cherines, así la llaman todos, incluido Mariano Rajoy- como candidata a la presidencia de Asturias. Y esto ya es un salto cualitativo muy importante con respecto a Isabel Pérez Espinosa, con enemigos irreconciliables tanto en los órganos nacionales como regionales. La enemistad entre Gijón y Oviedo se incrementó con ella como cabeza de cartel.
La primera fotografía de unidad se producía este sábado, y se antojaba decisiva para Génova, cuyos cuadros no ocultaban su hartazgo por tanta división interna. En la reunión extraordinaria que celebró el PP asturiano para abordar el diseño de la campaña, Cherines apareció junto a Pérez Espinosa, quien se enfrentara en las urnas, hace tan sólo seis meses, a Francisco Álvarez Cascos.
“Juntas vamos a muchos sitios y no es la primera vez ni será la última”, afirmó la que fuera candidata, dejando claro que no abriría la caja de Pandora intentando un segundo asalto. Ovidio Sánchez, presidente saliente a la espera de que se celebre el congreso del partido, remató: “Quien piense para nosotros el PP nacional será un candidato extraordinario”.
Con los órganos regionales sin presionar, la dirección nacional tiene vía libre para oficializar, dentro de los plazos, el nombre de Cherines como cabeza de cartel. Esa es la intención del jefe del Gobierno, que ni por asomo quiere un nuevo lío en Asturias. Además, la sintonía entre ambos está fuera de toda duda: “De la mayor competencia, de la máxima experiencia”, dijo de ella, en la campaña electoral de noviembre.
En principio, su currículum no puede ser más halagüeño: en las elecciones generales, consiguió superar en mucho a Foro Asturias como número uno de las listas. Además, Génova agradece su marcado perfil económico, más en los momentos de grave crisis que atraviesa la región. Y, para rematar, su relación personal con Cascos -que llegó a ser su mentor- “podría rebajar el clima insoportable que se vivía”, en voz de un miembro del aparato.
Tomada la principal decisión, lo que ahora ocupa al PP es la organización de una campaña electoral en tiempo récord, y que tiene que ser compaginada con la de Andalucía, a la que Génova da prioridad uno. Con la vicesecretaria de Organización, Ana Mato, centrada en su calidad de ministra de Sanidad, su número dos, Juan Carlos Vera, se encarga de los preparativos: “Estamos trabajando intensamente”, declaró a EFE.
El plan pasa porque el presidente del Gobierno se desplace lo “máximo posible” al Principado, a lo que se unirán otros traslados de ministros y barones autonómicos. Un “punto a favor” sería que, esta vez sí, Esperanza Aguirre se “involucrara”, según un portavoz habitual. Vayan quienes vayan, “tiene que quedar claro el respaldo de Génova a Cherines”, algo que no fue completo en el caso de Pérez Espinosa.
Rajoy busca darle la vuelta a la tortilla en Asturias, conocedor de que, hoy por hoy, la mayoría ciudadana vota a centro-derecha. No obstante, en el PP son conscientes de que no pueden extrapolar los resultados de las nacionales a unas autonómicas ya que “los ciudadanos diferencian perfectamente unas elecciones de otras”. Se espera que Cherines deje el Grupo Popular en el Congreso en cuanto arranque la precampaña electoral.
Cherines, la nueva opción de Rajoy para Asturias
El PP vende una imagen de unidad alrededor de su nueva candidata, de máxima confianza de Rajoy. Pérez Espinosa le dio su plácet.
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