La noche se juntó con el día. Rindiendo honor a su nombre, la noche de los cuchillos largos, se sucedieron las negociaciones hasta bien entrada la madrugada. En el hotel Renacimiento, tres luces encedidas toda la noche, tres despachos y tres puertas que se abrían y cerraban: las de Alfredo Pérez Rubalcaba, Elena Valenciano y Óscar López, ejerciendo ya sus funciones de secretario general, vicesecretaría general y secretario de organización del PSOE.
La número dos, en el despacho de José Blanco, recogía el bastón de mando de quien ayudaba en la operación que se fraguaba en las puertas contiguas y que pudo presenciar Libertad Digital durante toda la noche.
Tras ofrecerle una secretaría de área a Patxi López y, por tanto, un puesto en la Ejecutiva, Rubalcaba cerró un pacto de radical relevancia con quien le traicionó en el 38 Congreso: José Antonio Griñán. A él le ofrece la presidencia del partido buscando sellar un pacto con la federación más numerosa que rompiera el bloqueo de las tres comunidades críticas con su candidatura: Andalucía, Cataluña y Madrid.
Bueno para Griñán que recibe el espaldarazo de Ferraz a un mes de su cita con las urnas, y bueno para Rubalcaba que conseguía frenar la operación Chacón que, lejos de concluir en la proclamación de la victoria de Alfredo, no había hecho más que comenzar. Mientras Valenciano, Antonio Hernando, Óscar López y Gaspar Zarrías salían y entraban de los despachos para cerrar la alianza con Griñán, Chacón, despechada, entraba en un despacho contiguo junto a Tomás Gómez. Su pretesión era que el eje Madrid-Cataluña forzase una nueva Ejecutiva alejada de los intereses de 'Alfredo', que será sometida a votación este mismo domingo.
Negociación ardua y compleja en la que otras federaciones reclamaban su cuota, haciendo cola, según presenció este diario, frente a los tres famosos despachos. Difícil sudoku el de cerrar una alianza con Griñán -del sector Chacón-, que ha optado por reconvertirse al rubalcabismo en aras de la cuota de poder, con el premio a las federaciones que le han prestado apoyo otorgándole la victoria como la valenciana, gallega, asturiana o cántabra. Allí se veían, insistentes hasta el final, a unos mendigantes Jorge Alarte y un Patxi Vázquez, secretarios generales de las dos primeras, que no veían satisfechos sus objetivos.
La Ejecutiva
Así pues, la tan clamada integración por parte de los críticos, y la tan pregonada unidad por parte de Rubalcaba, alcanzan su justificación con la alianza andaluza. No así los chaconistas que, pretendiendo boicotear hasta el final el nuevo liderazgo, se quedan sin representación. Todo apunta a que Carmen Chacón no estará en la Ejecutiva.
Por contra, una nueva cúpula a imagen y semejanza de Rubalcaba, con sus más fieles escuderos: Antonio Hernando, Gaspar Zarrías, Valeriano Gómez, Trinidad Jímenez, Inmaculada Rodríguez Piñero, Jesús Caldera e, incluso, amigos de la infancia como Jaime Lissavetzky.
La cita a solas con Chacón
Uno de los primeros encuentros mantenidos por el secretario general fue con Carmen Chacón. Sobre las 21:00 horas y tras una primera llamada de contacto, se vieron para tratar "cuestiones personales", por parte de Rubalcaba; pero políticas, por parte de Chacón. "Tono amable y distendido" en el que la socialista catalana no se privó de hacer valer el 48% de sus votos en el 38 Congreso y pidió que éstos tuvieran repercusión en la Ejecutiva, si bien ella no tenía voluntad de participar de ella.
Travestismo político de Griñán
En este caso fue el padre quien mató a la hija. El travestismo político perpetrado por el secretario general del PSOE andaluz, José Antonio Griñán, comenzaba horas antes tras la proclamación de Rubalcaba. Negó haber apoyado a Chacón para no reconocer que salía claramente tocado del cónclave, a un mes de su decisiva cita con las urnas. A pesar de las acusaciones de presiones, amenazas e incluso chantajes que fuentes del PSOE lanzaron sobre él en Libertad Digital, Griñán respondía así a la pregunta de si perdía su favorita: "no, yo no he dicho nunca eso. Yo mantuve mi neutralidad activa".
Una manera de recular de cara a una negociación que se presenta ardua y en la que cada federacion intentará imponer su cuota en la nueva dirección. Algo que negaba el propio Griñán quien, sin embargo, pedía una integración -"todos vamos a sentirnos ganadores"-, pues, a su juicio, "la obligación del ganador es hacer una labor de integración en la que todos se sientan representados".
Diferencia entre Chacón y Bono
No son pocas las comparaciones que muchos hacían esta pasada noche con la vivida en el 35 Congreso que aupó a Zapatero a la Secretaría General. No en vano, el propio Zapatero pidió el viernes el ejemplo de José Bono que respaldó a la Ejecutiva de su oponente. Lo contrario de lo que la pasada noche hizo Chacón intentando forzar el bloque anti Rubalcaba en negociaciones paralelas y en la sombra.
Lo cierto es que la lucha interna no ha hecho más que empezar, pues el previsible fracaso de Griñán en las urnas el 25-M le mantendrían como presidente del PSOE en un momento en el que podrá producirse una nueva "carnicería de cargos públicos" y del partido en la principal federacion socialista en número de votos.