No lo tiene fácil El País para defender a Garzón, juez antaño enemigo del Grupo Prisa y ahora protegido con los argumentos más extravagantes, plasmados en el editorial publicado este miércoles.
Ante la falta de un razonamiento jurídico que pueda justificar la intervención de las comunicaciones de los acusados con sus abogados, ordenadas por Garzón en el caso Gürtel, la carga argumental del editorial titulado Justicia al revés es puramente política. Así, El País dice que no es "sorprendente" el proceso contra Garzón porque "se encontró desde muy pronto con la enemiga (sic) declarada del entorno político de los investigados, cargos autonómicos y municipales del Partido Popular, aunque sin excluir a la propia dirección nacional. El cerebro de la trama, Francisco Correa, había merecido ser invitado a la boda de la hija del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, en el monasterio de El Escorial, sin duda para alcanzar los parámetros de respetabilidad exigidos".
Cuando el diario apela a la “lógica jurídica” sostiene que “puede admitirse que el defensor de uno de los imputados y los cabecillas de la trama atribuyan a Garzón la intención de desbaratar ‘sus estrategias de defensa’. Pero el Tribunal Supremo no puede optar, entre las hipótesis posibles para explicar la conducta del juez, por la menos fundada y más arbitraria, ilógica o absurda”. Dicho de otro modo, para El País la acusación a Garzón es una hipótesis posible “que puede admitirse” pero el Tribunal Supremo debe considerar "poco fundada, arbitraria, ilógica y absurda", basándose no en los hechos sino en "la presunción de rectitud que cabe atribuir al juez en el ejercicio de su función".
Podría decirse que para El País, Garzón no debe ser juzgado por el hecho de ser un "juez en el ejercicio de su función". Pero los antecedentes como la campaña brutal de este diario contra Javier Gómez de Liaño –a quien Estrasbrugo terminó dando la razón– por ejercer su función como juez, este sí, en el caso Sogecable, conducen a concluir que la defensa de El País se reduce a que Garzón no debe ser juzgado porque es Garzón.