Tranquila y relajada durante la toma de posesión de Ana Botella como alcaldesa de Madrid. Así retrata ABC a la presidenta madrileña en una extensa entrevista que se publica eset domingo. En ella, Aguirra habla claramente sobre las actuales medidas del Gobierno, sobre el papel de Gallardón en el Ejecutivo, e incluso sobre el debate interno del partido que se abrió tras las elecciones de 2008. Y reconoce, orgullosa, que a lo largo de esos años, "las iniciativas que hemos tomado en la Comunidad de Madrid han sido muy bien recibidas en el PP nacional" y han sido todo un ejemplo para afrontar las nuevas reformas.
"Habría apostado lo que fuera a que ningún presidente autonómico iba al Gobierno. Habría sido absurdo: nos acaban de elegir. No entiendo cómo los periodistas han especulado con esa posibilidad". ¿Y sobre Gallardón?, "es la excepción que confirma la regla. ¿Por qué? Pues porque hace muchos años que quiere ser ministro. Yo ya he sido ministra, por lo tanto, no tiene ningún sentido". Además, dice estar "convencida de que lo va a hacer muy bien".
En este sentido, Aguirre aclara que ella ya ha sido ministra. "Y he sido presidenta del Senado. No , no tiene sentido alguno. Los madrileños me acaban de elegir. De modo que el caso de Gallardón, nuevo ministro de Justicia, simplemente "es la excepción. Toda regla tiene su excepción". Más adelante, Aguirre no ve claro que Gallardón sea el siguiente en la lista para suceder al presidente: "Creo que el sucesor de Rajoy está ahora mismo haciendo Bachillerato"
Fiel a su política de sinceridad, Aguirre reconoce haber "tenido muchas discrepancias con Alberto, porque yo soy partidaria de bajar los impuestos, y él no siempre los ha bajado. Y no estoy a favor de gastar por encima de lo que se ingresa. En fin, quizá soy más ortodoxa que él".
Sobre sus críticas a Rajoy tras la derrota electoral de 2008, Aguirre ha querido aclarar una serie de puntos. "En 2008, el presidente de mi partido y candidato salió al balcón de Génova y toda España pensó que dejaba la presidencia del partido y que no volvería a ser candidato. Toda España, no solo yo". Luego decidió seguir adelante y "desde el minuto uno, en el Comité Ejecutivo que se celebró esa tarde, dije que tenía todo mi apoyo". "Si hubiese habido una silla vacía, habríamos hablado, pero nunca lo estuvo. Otra cosa es cuando salió lo de María San Gil o lo de los liberales, que a mí no me gustó. Y no soy de las que se callan cuando algo no me agrada".
Lo de ‘que los liberales se fueran a otro partido’ "creo que hace ya mucho tiempo que se le ha olvidado, y nadie está libre de decir cosas de las que se pueda arrepentir". Y sobre las medidas a adoptar ahora en la presidencia, anuncia que la reforma laboral y la del sistema financiero "se harán inmediatamente", y la educativa también. "Las grandes crisis son grandes oportunidades de hacer las reformas que a lo mejor en tiempos de bonanza no se hacían".
Aguirre dice llevarse maravillosamente con Ana Botella, con quien hace cuarenta años que se "entiende estupendamente". Y preguntada sobre si le hubiera gustado ocupar la alcaldía de la capital, contesta: "¿Por qué habla usted en pasado? Me parece un puesto maravilloso..."
"A la gente no le gusta que le mientan", cosa que ha hecho el líder socialista en Madrid, Tomás Gómez, lo que le ha llevado a sacar los peores resultados de la historia de la formación. En esta medida, y debido a su sinceridad, Aguirre se ve a sí misma como la líder "más previsible de Europa". En concreto, y sobre la liberalización de los horarios comerciales, asegura que "no hay nadie más previsible que yo a la hora de liberalizar. No temo a la libertad: es la palanca del progreso". Además, respecto a esta medida y otras, las tomadas en relación a la enseñanza, Aguirre se muestra segura de las capacidades de trabajo de los españoles: "Por supuesto que somos trabajadores. Vamos a sacar a España de la crisis, hemos salido de otras peores".
Y una última reflexión: "La política tiene que ser temporal. Pasa que a los políticos nunca nos llega el momento. Pero a mí me llegará, ya lo verá". Dentro de cuatro años, dice, Aguirre se ve "en su casa, que ya va siendo hora".