Quienes conformaron el círculo más próximo a Mariano Rajoy en la oposición, seguirán siéndolo en La Moncloa. Era un secreto a voces, hecho oficial en el primer Consejo de Ministros: Jorge Moragas fue designado director de Gabinete del presidente mientras que la Secretaría de Estado de Comunicación dependerá de Carmen Martínez Castro. En Génova, Marilar de Andrés controlará la comunicación del partido mientras que Pedro Arriola será clave en los pensamientos del presidente.
No hay fotografía de Rajoy que se precie en la que no salga Moragas, unos pocos pasos detrás de él. Susurrándole al oído, a cual pepito grillo. A él se le atribuyen todas las modernidades del hoy presidente, ámbitos muy diversos. Su cambio de look, mucho más depurado -ahora se preocupa por el color de las corbatas-, o su pasión por las nuevas tecnologías.
Defensor del centro político y la moderación, se licenció y diplomó en Derecho en el Centro de Estudios Internacionales de Barcelona, es diplomático y en 1998 fue nombrado director del Gabinete del secretario general de la Presidencia del Gobierno. Diputado por Barcelona, en la etapa de oposición se encargó, además de asesorar a Rajoy, de llevar las relaciones internacionales del partido, permitiéndole estar en la casi totalidad de despachos con jefes de Gobierno.
Su lealtad en la travesía del desierto le convirtió en el asesor por excelencia, como también le ocurrió a Martínez Castro, la voz más autorizada. Controlaba la Oficina de Información del PP, pero era mucho más que una jefa de comunicación. Su peso se puede medir en el número de llamadas, cada pocos minutos.
Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera como periodista en Radio 80 y Antena 3 Radio, y su columna figuró en destacados diarios como ABC y La Razón. En Onda Cero y la Cope ocupó cargos de responsabilidad, hasta que en noviembre de 2006 fichó por el PP.
Tanto Moragas como Martínez Castro formaron parte de la denominada banda de los cuatro, grupo de íntimos en los momentos más tensos previos al congreso de Valencia. Y, junto a ellos, también José María Lasalle, al que este viernes también le tocó el gordo: es el nuevo secretario de Estado de Cultura.
Defensor de la Ley Sinde, hasta el punto de que consiguió que el PP apoyara la polémica norma en el Congreso, los internautas son cautelosos, aunque le reclaman que elimine el canon digital. Pero, más allá de su papel en esta área, si está donde está es por su afinidad total con el jefe del Ejecutivo.
El cuarto de esa banda no era otro que Esteban González Pons, cuyo futuro hoy por hoy se vincula al partido.
Por su parte, la secretaría de Estado de Relación con las Cortes recayó en José Luis Ayllón, mano derecha de Soraya Sáenz de Santamaría en la anterior legislatura. Su nombramiento estaba cantado, habida cuenta de que la vicepresidenta quiere tener una interlocución fluida con el Congreso; y de ahí que el portavoz en la Cámara sea su otro leal Alfonso Alonso.
Ayllón es un claro ejemplo del nuevo PP. Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, es abogado de profesión. En el partido, fue presidente de Nuevas Generaciones del Partido Popular de Cataluña, asesor del Gabinete del presidente del Gobierno y secretario nacional de Comunicación del Partido Popular.
Los otros nombramientos, en clave económica, son el de Álvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica; Fernando Jiménez Latorre, secretario de Estado de Economía; Jaime García Legaz, secretario de Estado de Comercio; y Antonio Beteta, secretario de Administraciones Públicas.
Por su parte, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García Margallo, nombró como secretario de Estado para la Unión Europea al hasta ahora eurodiputado Iñigo Méndez de Vigo. Del mismo modo, el Gobierno llevó a Catalá Polo a la Secretaría de Estado de Planificación e Infraestructuras del Ministerio de Fomento.