A sus cincuenta y nueve años, Federico Trillo puede presumir de ser un político con una de las carreras más extensas dentro del Partido Popular. Sin duda, es uno de los "hombres del aparato".
Un amor por la política que le transmitió su padre que fue gobernador civil durante el franquismo. Licenciado y doctorado en Derecho, Trillo está casado y es padre de cinco hijos, además de miembro conocido del Opus Dei.
Desde que en 1983 entró en el gabinete jurídico de Coalición Popular, entonces dirigida por Manuel Fraga, participó activamente en la reestructuración del partido que condujo al actual PP. Pertenece a su Ejecutiva Nacional desde 1986 y desde entonces ha sido diputado, presidente del Congreso de los Diputados y ministro.
Quizás su momento político más duro fue cuando ocupaba la cartera de Defensa en el segundo Gobierno de Aznar y se produjo el accidente del Yakovlev 42 en Turquía el 26 de mayo de 2003. En el Yak-42 que murieron 62 miembros del Ejército que volvían de Afganistán. De ese trance, Federico Trillo salió ileso ya que ni siquiera tuvo que ir a declarar como testigo al juicio en la Audiencia Nacional donde se condenó al general Vicente Navarro por los errores en las identificaciones de los cadáveres.
También como ministro de Defensa, Trillo jugó un papel destacado cuando ordenó asaltar la isla de Perejil en julio de 2002. Ya en la era Rajoy, el murciano se ha mantenido en un segundo plano como portavoz de Justicia del Grupo Parlamentario Popular.
En esa segunda línea política mucho menos agradecida de cara al gran público pero que tanto saben premiar los jefes por su utilidad. De esta forma, Federico Trillo ha llevado a cabo tareas complejas y delicadas como mediar entre Mariano Rajoy y Francisco Camps tras haberse destapado el caso Gürtel.