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Primera prueba de fuego con viejos conocidos

Prometió que relanzar el papel de España sería una de sus prioridades y, de momento, parece llevar mejor camino que Zapatero. Parte con ventaja.

La cita de este jueves estaba marcada en rojo en el calendario de Rajoy previo a la investidura. Con la trascendental cumbre europea de este fin de semana en medio del traspaso de poderes, la cumbre del PPE iba a ser el único momento en que se iba a escuchar la posición del futuro presidente sobre las distintas propuestas para reformar la UE.

La atención de los mandatarios europeos estaba casi asegurada después de que España haya sido uno de los países protagonistas de la crisis de deuda. En nuestro país, la expectación también era máxima: se trataba del primer discurso de Rajoy en un encuentro internacional de primer nivel tras veinte de días de casi absoluto silencio.

El resultado, al menos en apariencia, ha sido satisfactorio. Según informa Pablo Montesinos, su discurso en el plenario ha sido acogido con agrado por sus compañeros europeos, y tanto Merkel como Sarkozy habrían salido convencidos de los encuentros a falta de ver si atenderán una de sus principales reivindicaciones: que España entre en el selecto grupo de países con capacidad de veto en el nuevo Fondo de Rescate europeo.

En el plano de las imágenes, tan importantes como los discursos en este tipo de actos, el líder del PP ha sido fotografiado con los presidentes francés y alemán y con el presidente de la Comisión, Durao Barroso. A ellos se suman los encuentros mantenidos en las últimas doce horas con otros de los asistentes a la cumbre, como el primer ministro polaco y presidente de turno de la UE, Donald Tusk, y el primer ministro finlandés, Jurki Katainem.

A simple vista es más de lo logrado por Zapatero en sus primeros meses de Gobierno, que inauguró su primer mandato con una decisión tan polémica como retirar, sin consultar con los aliados, las tropas españolas en Irak, y apunta a unas relaciones internacionales más fluidas que las del todavía presidente, sumido en la irrelevancia tras siete años en el poder. Clave en este escenario será, de un lado, la Europa teñida de azul que se encuentra Rajoy –buena parte de los líderes populares europeos gobiernan en sus respectivos países- y que el futuro presidente ha procurado trabajarse los contactos con sus colegas europeos desde la oposición.

Un ejemplo es la buena relación que mantiene con Nicolas Sarkozy, convertido en el hombre clave del futuro de la UE. El papel de José María Aznar, informa Pablo Montesinos, fue decisivo para estrechar el vínculo entre ambos, y cuentan que ambos políticos han compartido incluso momentos familiares.

Con Angela Merkel la relación también viene de lejos. Rajoy se ha venido reuniendo con ella desde antes que la alemana se convirtiera en canciller. El primero encuentro se produjo cuando el líder del PP era ministro del Interior. Dicen incluso en Génova que Merkel llamaba a Rajoy "don Mariano". Ahora la situación será radicalmente contraria.

A estos encuentros se suman cónclaves como el de este jueves, que propician las reuniones bilaterales y las conversaciones informales entre los distintos dirigentes del PP, a los que ha asistido Rajoy en los últimos años. En ellos ha podido conocer a los que serán sus futuros interlocutores desde la presidencia española.

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