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Un testigo que reconoció a Zougam pone ahora en evidencia la versión oficial

El testigo clave R-10, fundamental para condenar a Zougam, niega ahora que le mostraran su foto en la fecha que afirma la sentencia del 11-M.

En una información del diario El Mundo se pone en evidencia de nuevo la base de la versión oficial del 11-M. La mayor condena apunta, contra Zougam, a que carece de sustento y se aprecian indicios de manipulación policial y falso testimonio contra el único condenado como autor material del 11-M.

De este modo, este diario ha localizado al testigo protegido denominado R-10, a quien la Policía autorizó a no acudir al juicio, pese a haber sido el primero en reconocer a Jamal Zougam. Éste fue finalmente acusado gracias al testimonio de tres ciudadanos rumanos.

Según aparece en la página 581 de la sentencia el testigo "declaró ante la Policía el 16 de marzo de 2004 que reconoció fotográficamente al procesado". Sin embargo, ahora ha afirmado que "ese día no me mostraron fotografías. Me las enseñaron dos semanas después. Estoy completamente seguro".

Pero es llamativo que R-10 también haya reconocido que "la primera vez que vi esa cara fue en un cartel en Barajas al ir a despedir a mi mujer el 26 de marzo" mientras que la sentencia dice que sólo él reconoció a Zougam antes de que la Policía divulgara su imagen.

En la entrevista que le han realizado en Rumania describe a la persona que vio en el tren como "moreno, con el pelo largo y completamente liso" aunque sigue creyendo que era Zougam. "Nunca dije que estuviera seguro al 100%, pero si al 90%".

Pese a la importancia de este testigo, R-10 no declaró en el juicio del 11-M. "La Policía me preguntó si quería ir a declarar o no, y yo dije que no". Además, su decisión se la comunicó "a un policía de paisano. Creo que fue en la Audiencia".

El enigma del traductor

Por su parte, la Policía consintió que un hombre llamado Ioan Deac, que no es interprete, actuase como tal en la declaración del testigo R-10. Este improvisado traductor consiguió los papeles y una indemnización de 36.300 euros como víctima del 11-M.

Pero el propio testigo duda que su amigo estuviese en los atentados. "Él dice que iba en el tren, yo no le vi", afirma. El ‘traductor’ asegura que iba en el quinto vagón del tren de Santa Eugenia junto a otros dos testigos y no en el cuarto, donde iba su amigo R-10.

Los endebles indicios contra Zougam

La condena de 40.000 años de cárcel contra Zougam se sustenta en 17 líneas que sustentan los indicios contra él.

  • El primero de ellos es que según la sentencia Zougam conoce a varios miembros de la célula que se suicida en Leganés y "a la mayoría de los procesados". Pero tan sólo tres de los acusados, dos de ellos absueltos, declaran haber visto una o dos veces a Zougam y era por comprar en su tienda tarjetas o fundas de móviles.
  • Otro elemento que fue utilizado fue su supuesta relación de Zougam con Abu Dahdah. La sentencia dice que se conocían desde que el primero tenía una tienda de fruta y también se afirma que participó en las reuniones de la casa cerca de Morata. Pero Abu Dahdah dice que "ni había visto a Jamal Zougam en el río Alberche ni había asistido allí nunca a reunión alguna o acontecimiento".
  • Igualmente la sentencia habla de la declaración ante la Policía del islamista Attila Türk en una conversación con Hasan Haski dice que le dijo que "conocía a Djamal Zougham". Cuando Del Olmo le preguntó sobre este asunto dijo que "no recuerdo haber dicho esto".
  • Por último, el indicio inculpatorio más relevante fue que Zougam "suministró" las tarjetas de los móviles que se utilizaron. Pero no fue el condenado sino su socio el que compró a Shindu Enterprise el pack de tarjetas. Además, las tarjetas fueron vendidas por su empleado.
  • Cuando fue detenido, Zougam tenía en su móvil una de las 30 tarjetas que formaban parte del mismo pack del que procedía la que fue hallada en la mochila de Vallecas. Pero el proceder es cuando menos curioso. En lugar de "suministrarles" las tarjetas, éste hizo que el jefe del grupo acudiese a la tienda a comprarlas e incluso le vende una sin saldo. Algo extraño si él fuese parte de la célula.
  • Otro dato rocambolesco es que los terroristas compraron y liberaron los móviles para los atentados en otra tienda cuando la de Zougam hacía lo mismo. Resulta también llamativo que Zougam sea el único de los terroristas que no acudiera al piso refugio en Leganés donde se suicidaron sino que se quedó en casa de su madre y siguió trabajando como siempre.
  • Tampoco en la finca de Morata se encontró rastro de Zougam. Ni huellas, ni restos de ADN. Tampoco aparece nada de él en los pisos que utilizaba el grupo. E incluso en los miles de mensajes y llamadas analizados por la Policía se menta a Zougam.

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