El caso Urdangarín sigue creciendo y se van conociendo nuevos datos sobre un asunto que está empezando a poner nerviosa a la Casa Real. En las nuevas revelaciones de El Mundo se informa que tanto el duque de Palma como su socio, Diego Torres, dirigían una trama de facturas falsas que tenía como objetivo evadir impuestos en las importantes operaciones que realizaron con el Gobierno balear y valenciano.
Los fondos públicos que recibían de estas administraciones autonómicas fueron al Instituto Nóos. Posteriormente, gran parte de este dinero acabó en sociedades controladas por el duque de Palma y su socio. Además, ambos se sirvieron de otras dos empresas para realizar facturas falsas que les permitieron declarar menos beneficios y, por tanto, pagar menos al fisco.
En este sentido, la Policía confiscó durante el registro de las sociedades el plan manuscrito diseñado para evadir impuestos. Un papel donde se detallaba el sistema de facturas falsas. De este modo, estos documentos relatan con todo detalle el modus operandi. Consistía en un sistema triangular de emisión de facturas presuntamente falsas entre las distintas entidades.
El fin de esta estrategia era rebajar todo lo posible para Hacienda los beneficios de la trama montada. Esta cantidad era 250.000 euros. Ese era el objetivo, que el beneficio oficial no superase esa cifra.
El Instituto Nóos captaba los fondos públicos y luego los distribuía entre Urdangarín y Torres, a través de facturas falsas, contratos inflados o servicios nunca realizados.
En el marco de esta operación también se ha detectado la adquisición de una serie de pisos en Palma a finales de 2003 por parte de empresas controladas directamente por el duque. Con ellos realizaron contratos de alquiler para generar más gastos.