El Gobierno no se sentará con la marca de Batasuna, que irrumpe con fuerza en el Congreso de los Diputados obteniendo incluso grupo parlamentario. "El PP quiere hablar con todos los partidos que tengan un objetivo amparado en la Constitución, y este no es el caso", zanjó María Dolores de Cospedal, haciendo de portavoz de Mariano Rajoy.
La secretaria general de los populares hacía referencia a la ronda de contactos que el presidente electo ha ordenado mantener con las fuerzas políticas con presencia en la Cámara Baja, pero fuentes autorizadas aseguran que este portazo es extensible "al próximo periodo legislativo" a no ser que Amaiur cambie radicalmente de discurso.
En hasta tres ocasiones, Cospedal rechazó que se vaya a incluir al brazo político de ETA en la ronda de contactos, hasta el punto de que, ya en fuentes, en el PP hicieron suya la frase de que "a Amaiur ni agua" hasta que se aparte completamente de la banda terrorista.
La número dos del PP llegó incluso a admitir que "hubiera preferido" que esta marca no tuviera la fuerza electoral cosechada el 20-N, pero puso el énfasis en que si el "voto nacionalista es elevado, en otras ocasiones lo ha sido más". "Hay que tomarse las cosas con prudencia", remató, no sin dejar de apuntalar la idea de que el PP "defenderá sus principios".
La fuerte incursión de Amaiur en las Cortes ha venido a corroborar los peores presagios de la dirección nacional, y de ahí que cada vez más voces señalen a Ignacio Astarloa, un hombre de firmeza incuestionable en la lucha contra ETA, como posible ministro del Interior.
Pese a la claridad con la que se pronunció Cospedal, Rajoy ha excluido el asunto de sus intervenciones públicas, "para no hacerle propaganda", según las fuentes. Tampoco se pronunció sobre ello en el Comité Ejecutivo Nacional, aunque a la reunión -a puerta cerrada- asistieron altos cargos del PP vasco como Antonio Basagoiti, Alfonso Alonso o Carlos García, concejal del partido en Elorrio amenazado por el entorno etarra.