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Amaiur fuera, upyd 18 escaños

¿Qué pasaría si España fuese una circunscripción única?

Aplicando la ley D´Hondt para la atribución de escaños a los votos globales de las elecciones en toda España los resultados varían sensiblemnete.

Aunque se suele culpar a la ley D’Hondt de la sobrerrepresentación de los nacionalistas, poco tiene que ver este sistema de recuento de votos y atribución de escaños con la distorsión entre el número de votos y de diputados de cada partido que se observa en las elecciones generales.

La clave está en el reparto de escaños por circunscripciones. La fórmula D’Hondt lo que hace es favorecer un poco a los partidos que obtienen más representación para facilitar  la gobernabilidad (sistema proporcional corregido). Los grandes perjudicados son los partidos minoritarios que se presentan en toda España, y los beneficiados los que obtienen más votos en cada circunscripción (en la mayoría de los casos PP o PSOE, excepto en Cataluña y País Vasco, que son los nacionalistas).

Si no se aplicase la ley D’Hondt y sí un sistema proporcional puro en cada circunscripción, la variación de los resultados sería pequeña y la sobrerrepresentación nacionalista sería la misma o muy similar. Sin embargo, las cosas sí cambiarían mucho en el caso de que el reparto de escaños se hiciese a nivel nacional. Aplicando la Ley D’Hondt y manteniendo el actual listón del 3 por ciento, como mínimo para obtener representación, los resultados con España como única circunscripción serían los siguientes:

  • PP 176 escaños.
  • PSOE 113 escaños.
  • IU 27 escaños.
  • UPyD 18 escaños.
  • CiU 16 escaños

Amaiur, la marca electoral de ETA –que se ha llevado siete escaños– PNV –que ha logrado cinco– y el resto de partidos minoritarios se quedarían sin un solo diputado al no llegar al 3 por ciento mínimo de votos.

Los más penalizados, como se ve, son IU y UPyD, que triplican su número de escaños. Estos resultados se ajustan mucho más a lo que se ha votado realmente en España, ya que aunque se vota en circunscripciones, éstas son demasiado grandes (no hay proximidad entre el candidato y sus votantes) y el voto se decide en clave nacional. Es decir, en la práctica, la única lista que realmente vota la gente es la del candidato a la presidencia a la Gobierno, sin que influya apenas la lista presentada en cada circunscripción, normalmente desconocida por la mayoría.

Además, las enormes diferencias de población que existen entre las distintas provincias hacen imposible repartir de forma realmente proporcional los 350 escaños entre las 52 circunscripciones (sin dejar sin representación a las más pequeñas), que deben tener un mínimo de dos diputados según la Constitución. Por eso conseguir un escaño por Soria o Teruel cuesta muchísimos votos menos que uno por Madrid o Barcelona.

Estas, y no la tan manida Ley D'Hondt, son las verdaderas causas de la distorsión que percibe la gente entre lo que vota y los resultados finales.

En España

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