José María Aznar y Esperanza Aguirre, por un lado, y Jaime Mayor Oreja, por otro, elevaron el tono públicamente y reclamaron que jamás el Gobierno vuelva a negociar con la banda terrorista ETA. Un día después de que Mariano Rajoy fijara la línea roja en la “ley y el estado de derecho”, el tridente insistió en la necesidad de evitar ambigüedades y no caer en los errores socialistas.
En Pamplona, Mariano Rajoy no llegó tan lejos, pero sí incluyó una mención especial a las víctimas del terrorismo. De igual forma, se comprometió ante Yolanda Barcina, presidenta de la región, a retirar, “si hay” reforma, la disposición transitoria cuarta de la Constitución, una “anomalía” según la cual Navarra se puede integrar en el régimen autonómico vasco.
El tridente Aznar, Aguirre, Mayor
Los titulares, no obstante, estuvieron en la Comunidad de Madrid. En un masivo mitin en Las Rozas, más de seis mil personas según fuentes de la organización, la presidenta de la Comunidad tuvo como invitado a Aznar y, ambos, hicieron vibrar al auditorio. "ETA está derrotada, y si está derrotada, ¿qué hay que negociar con aquellos a los que se les ha derrotado? No hay que negociar nada", sentenció, para júbilo de los asistentes.
Defensor de la Ley de Partidos, llamó a la ilegalización de Batasuna, hoy transformada en Bildu y Amaiur. A su juicio, España debe defenderse y no aceptar en su seno "a gente que quiere destruir las instituciones, la democracia o la misma nación", en clara alusión a lo que debe hacer Mariano Rajoy una vez llegue a La Moncloa.
También entró el expresidente en el debate sobre la política penitenciaria, y lo hizo para ser transparente en su diagnóstico: “Cumplimiento íntegro”. Y es que "no hay más agenda que la aplicación de la ley y el estado de derecho para todos los que desafían la autoridad". "Lo que tenemos que tener cuidado los españoles es que no nos confundan, porque no hay dos discursos, el de los medios y el de los fines, el de los instrumentos y el de los objetivos", remató.
En un contundente discurso, que algunos dirigentes populares tacharon de “histórico”, Aznar advirtió que aceptar el diálogo con los asesinos supone "dar la razón a ETA" después de medio siglo de violencia, informa EFE. "Ni el honor, ni la memoria de las víctimas, ni las instituciones españolas, ni el estado de derecho, ni la democracia, ni la nación española van a pagar ningún precio a nadie", resumió. En términos parecidos se pronunció también Esperanza Aguirre, que defendió “el legado” de Aznar, de quien recordó como transformó España en 1996. “Estaba en la primera división entre las naciones de todo el mundo. Aznar era respetado y temido cuando iba a Bruselas, porque sabían que venía a defender como un jabato los intereses españoles”, recalcó.
Mayor Oreja regresó a la actividad política en Palencia, tras su aparatosa caída de bicicleta. Y lo hizo para insistir en su diagnóstico: “El Gobierno ha regalado a ETA la legitimidad que nunca tenía que haberle dado”, expuso, para incidir en que el anuncio terrorista forma parte “del mal llamado proceso de paz pactado entre ETA y el Ejecutivo”.