Desde que se emitió el comunicado de ETA, en el que, además de anunciar un "cese definitivo de la lucha armada", los terroristas alardeaban de su trayectoria criminal y ni se disolvían ni pedían perdón, las víctimas han manifestado su desconfianza y escepticismo. Siguen exigiendo un final con vencedores y vencidos, sin contraprestaciones, y continúan demandando memoria, dignidad y justicia para quienes sufrieron los atentados de la banda.
Decenas de ellos han manifestado en declaraciones a los medios que esto "no es el final" y que siguen reclamando arrepentimiento por parte de los asesinos. Lo reiterarán el próximo 29 de octubre en una concentración en Madrid convocada por Voces contra el Terrorismo a la que asistirán todas y cada una de las asociaciones de víctimas-AVT, Covite, Dignidad y Justicia... -y un gran número de organizaciones cívicas.
Sin embargo, estarán tan sólo acompañados de los ciudadanos que quieran rechazar un proceso que implique "impunidad" para los asesinos, y los políticos que, a título personal –como Jaime Mayor Oreja, Carlos Iturgáiz y Teresa Jiménez Becerril- asistan.
No acudirán ni el PSOE, que nunca las ha secundado, ni el PP, que no apoya la convocatoria de forma oficial. Desde Génova, se esgrimen razones de "campaña".
Su ausencia contrasta con las numerosas ocasiones en que las víctimas del terrorismo han aparecido en los discursos de los políticos desde el comunicado. Lo hizo Zapatero al recordar el "dolor" infligido por la banda en sus casi sesenta años de historia. Lo hizo Rubalcaba, el mismo 20 de octubre y en el mitin de San Sebastián en el que se le vio llorar a él y a otros dirigentes socialistas. Y también lo hizo Rajoy en el discurso en el que habló de un final "sin concesiones políticas".
Los políticos, especialmente del PSOE, han carecido de pudor en estos días para hacer ostentación pública, llantos incluidos, de su emoción al recordar a las víctimas, mientras las marginan políticamente, silenciándolas cuando no demonizándolas al presentarlas como un grupo de extrema derecha que sólo quiere venganza y se opone a la paz en el País Vasco.
Son mencionadas –las víctimas– en cada mitin, en cada declaración pública, pero no su posición ante el anuncio de ETA. El escepticismo de quienes han sufrido el terror no cuadra con la euforia exhibida por la mayoría de dirigentes políticos, y ha quedado relegado del discurso abrazado por PSOE y PP de que estamos ante un acontecimiento histórico. Lo han repetido en muchos actos desde el jueves, pero sin la presencia de los principales afectados. Es llamativo como en los últimos años, las víctimas del terrorismo más significadas que militaban en los dos grandes partidos se han ido apartando. Son los casos de José Antonio Ortega Lara en el PP; o Maite Pagazaurtundua y la familia Múgica en el PSOE, entre otros.
Lo mismo ha ocurrido con la prensa, en especial con la más próxima a los socialistas. Presentadores emocionados y páginas de recuerdo a los asesinados, conviven en los mismos medios con un manto de silencio a la convocatoria de VcT y los intentos de devaluar la protesta, como ha hecho Público este mismo martes al hablar de "marcha contra el Gobierno" y no recoger el lema de la misma, compartido por la inmensa mayoría de las víctimas: "Frente a la impunidad, Justicia".
Un arrinconamiento que contrasta con el trato otorgado a quienes durante décadas han respaldado los crímenes de ETA o, directamente, los mismos asesinos encarcelados. Con el mismo afán que han dedicado a silenciar a las víctimas, los políticos intentan dar voz a los terroristas. Desde el ministro del Interior al gobierno vasco, pasando por el candidato Rubalcaba o el líder del PNV, ya se habla con naturalidad de beneficios a los presos etarras y se da por buena la presencia de Batasuna-ETA en las instituciones.
En un perverso intercambio de papeles, una vez más, se está presentado a los proetarras como unos ‘hombres de paz’, frente al estorbo de las víctimas. Cuando la propia ETA en su comunicado reivindicaba sus crímenes y desde su entorno, personajes como el periodista Martxelo Otamendi publica este mismo martes en el diario que dirige una loa a la banda terrorista, cuyo título se comenta por sí solo: "De lo que el País Vasco debe a ETA".
En este sentido se manifestaba Francisco José Alcaraz al denunciar que que "cualquier acto proetarra tienen mucha más difusión que las víctimas del terrorismo". Un escarnio que consiente la clase política, en su mayoría, y buena parte de los medios, al tiempo que empujan a la clandestinidad el mensaje contra la impunidad, por la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas del terrorismo.