Ocurrió bien entrada la madrugada, alrededor de las cuatro de la mañana. Dos individuos forzaron la puerta auxiliar del inmueble donde reside Esperanza Aguirre -una antigua casona, familiar, en pleno centro de Madrid- y atravesaron el patio, que da acceso directo a las habitaciones y demás estancias del domicilio.
Antes de que los sospechosos pudieran hacer nada más, agentes de la Guardia Civil que custodian el domicilio de Aguirre les dieron el alto y llamaron a la Policía Nacional, que procedió a llevarles a la comisaría Leganitos, muy próxima a la plaza de Callao.
En el momento del intento de atraco, tanto la jefa del Ejecutivo autonómico como parte de su familia se encontraban descansando y fueron avisados de lo que estaba ocurriendo. Se da la circunstancia, además, de que la residencia tiene la llave siempre puesta en el cerrojo, habida cuenta de que "a todas horas están trayendo paquetes y notificaciones". Por lo que, de no ser por la Benemérita, podrían haber entrado sin dificultad.
Pasividad policial total
La polémica, no obstante, llegaba con el proceder de los mandos policiales, que dejaron en libertad a los cacos sin ni tan siquiera interrogarles. "Eran ladrones, pero podrían haber sido etarras, y los dejan de patitas en la calle", relatan fuentes de la Comunidad de Madrid.
Lo único que hizo la Policía fue identificar a los individuos acusados de una falta de daños. Según pudo saber Libertad Digital, el comisario fue informado de que Aguirre era la perjudicada y "llamó a los mandos superiores". Tras una encadenada sucesión de llamadas, el resultado fue la libertad inmediata "al no haber cometido delito, sino solo una falta de daños por abrir la puerta de la finca". La Jefatura ha difundido que podrían ser seguidores del Real Madrid ebrios.
Aguirre pide la dimisión de Carrión
Una indignada Aguirre daba la versión de los hechos, una vez presentó la correspondiente denuncia en la Comisaría del escándalo. "Si esto le ocurre a la presidenta de la Comunidad de Madrid, qué será de la indefensión del resto de ciudadanos", reflexionó públicamente, para pasar a exigir responsabilidades políticas.
De entrada, pidió la dimisión inmediata de la delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Carrión. Los sospechosos "debieron ser dos indignados a los que protege", ironizó, para reclamar un "cambio" en la institución. "La indefensión que tenemos todos los ciudadanos en la Comunidad es absoluta".
Además, Aguirre telefoneó personalmente al titular de Interior, Antonio Camacho, para transmitirle su más profunda queja y éste le prometió que llegará hasta el fondo del asunto. "Dice que va a investigar, veremos", añaden desde el Gobierno regional. El ministro le explicó que ahora debe ser la Justicia la que se pronuncie, a lo que la presidenta le recriminó la pasividad policial.
Por último, Aguirre se preguntó qué hubiera pasado si el domicilio asaltado hubiera sido el de Alfredo Pérez Rubalcaba: "Claro que hubieran sido interrogados", se respondió. Y es que en el PP dan por hecho que "no les hubieran dejado, bajo ningún concepto, salir de la comisaría".
Rajoy le muestra su indignación
Aguirre informó de estos hechos en la presentación de los candidatos del PP de Madrid a las Cámaras de representación. Llegaba incluso algo más tarde que el número uno de las listas, Mariano Rajoy, por acudir a la sede policial a poner la denuncia. Tras la foto de familia, protagonizó un corrillo en el que contó lo ocurrido a los líderes populares.
Además de Rajoy, dirigentes como Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato o Pío García Escudero escucharon "con preocupación" -en voz de uno de ellos- lo ocurrido. También protagonizó un aparte con Alberto Ruiz Gallardón. El propio líder de los populares le mostró su comprensión a la par que indignación. A los pocos minutos, el suceso se convertía en la conversación estrella del encuentro, con el ojo puesto en la posible mano negra de Camacho y Rubalcaba.
"Esto es lo último, indignante. Estamos hablando de una cosa muy seria, de que una presidenta autonómica, en su propio domicilio, ha podido ser agredida y la Policía no ha hecho absolutamente nada, ni tan siquiera interrogarles", resumía un alto cargo. Otro le ponía el punto cómico: "No hay nada que no le pase a la presidenta" pero, y esto es lo importante, "siempre sale adelante y fortalecida".