Si en mayo el movimiento ocupó la Puerta del Sol de Madrid convirtiéndola en un mar chabolas, en esta ocasión han dado un paso más. Lejos de quedarse a la intemperie, los autodenominados indignados han ocupado un viejo hotel vacío en el centro de Madrid, en la calle Carretas (Hotel Madrid) y un edificio en Barcelona, el que está situado en el número 24 de la Calle Almagro de la Ciudad Condal, en el distrito de Nou Barris. Al edificio ya han acudido a instalarse tres familias.
En la capital, un grupo de indignados antisistema ocupaba de madrugada el hotel Madrid, en la calle Carretas. Dicen que tienen la intención de "resistir pacíficamente" en el edificio y "cederlo" a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
Así lo han acordado en una asamblea en la que han participado las personas que aún permanecen en la calle a las puertas del hotel, una propuesta con la que se ha mostrado también de acuerdo el grupo que sigue en el interior de este establecimiento.
Las personas que permanecen en el exterior tienen la intención de permanecer en el lugar hasta primera hora de la mañana, cuando esperan que lleguen otros indignados para darles el relevo y hacer guardia por si la policía se personase en el lugar.
En Barcelona, otro grupo de indignados ha ocupado por la noche un edificio del número 24 de la calle Almagro de la ciudad, en el distrito de Nou Barris, han anunciado los activistas y han confirmado fuentes policiales.
Según los indignados, el objetivo es albergar en el bloque a ocho familias –una por piso– que fueron desahuciadas de sus pisos y que se pusieron en contacto con las asambleas de barrio del movimiento.
Los 300 activistas que han subido hasta Nou Barris desde el centro de la ciudad se han instalado también en la plaza que hay ante el edificio, donde piensan "resistir dos o tres días, para no dejar solas a las familias".
Han decidido tomar este bloque de muy reciente construcción porque no vivía nadie y porque no lleva la firma de un pequeño empresario sino de un gran constructor, han argumentado.
Algunos 'indignados' han entrado para hacer las "obras pertinentes" antes de llegar las familias, a las que esperan para este mismo sábado por la noche.
En el exterior, el resto de manifestantes ha cocinado una gran paella para cenar mientras esperan a las familias, conversando sobre los desahucios, las hipotecas y la especulación urbanística.
Fuentes policiales consultadas por Libertad Digital señalan que el grupo que tomó los edificios en Madrid y Barcelona "estos ya no son indignados, son 'okupas'" y advierten de que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado no podrán actuar hasta que un juez emita una orden de desalojo de los edificios.