En el Partido Popular están convencidos de que José Blanco es a día de hoy "un cadáver político". Oficialmente, la formación que dirige Mariano Rajoy ya ha pedido su dimisión como portavoz del Gobierno y ministro de Fomento así como que no se le incluya en las listas electorales al veinte de noviembre.
Sin embargo, más allá de las declaraciones a micrófono abierto, la presunta implicación de Blanco en una trama corrupta centra muchos de los encuentros de cargos del PP. El mejor ejemplo se vivió durante la Convención Nacional que el partido celebró en Málaga, y que llenó de dirigentes populares los restaurantes de la ciudad.
Los más avispados llegaron incluso a fomentar una porra a la pregunta de ¿cuánto durará Pepiño? "Yo le doy una semana", contestó un representante del PP de Galicia, especialmente involucrado en el asunto. Otros ya perdieron, al responder que "no pasa del lunes".
Algunos dirigentes llegaron incluso a apostar dinero sobre el futuro político de Blanco, ya que no son pocos los que creen que seguirá el camino de Mariano Fernández Bermejo, que tuvo que dejar la cartera de Justicia tras irse de cacería con el juez Baltasar Garzón en la víspera del caso Gürtel.