Lo primero que hizo el Partido Popular fue soltar lastre para, inmediatamente después, pasar al ataque político. No pasaban ni doce horas de conocerse que Pablo Cobián, diputado en el Parlamento gallego, estaba presuntamente envuelto en una trama de cobro de ayudas públicas y ya había presentado "de forma personal e inmediata" su dimisión, también en el Ayuntamiento de Oleiros.
Tanto Alberto Núñez Feijóo como la dirección nacional de la formación lo tuvieron claro desde el principio: "No puede seguir en sus cargos ni un minuto más", y así se lo transmitieron a Cobián, forzándole a la marcha a pesar "de ser inocente".
"El partido no puede verse manchado en un caso de corrupción a menos de dos meses de las elecciones generales. Mariano Rajoy fue muy claro tras el estallido de la Gürtel: tolerancia cero", destacan fuentes del aparato del partido. Desde Galicia incluyen a esta versión que el presidente Feijóo siempre ha sido "referente de la transparencia" y recuerdan su "papel decisivo" en la dimisión de Luis Bárcenas como tesorero.
En un comunicado con membrete oficial, el propio Cobián asegura que demostrará su inocencia "en cuanto tenga la oportunidad de declarar" y dice haber tomado la decisión inducida "por respeto a los ciudadanos que me votaron y también para no perjudicar a la formación política a la que pertenezco".
Con el único presunto implicado puesto en bandeja a cual cadáver político ante la opinión pública, el PP tomó impulso y le enseñó el camino a José Blanco, el verdadero "pez gordo" y que, según la exclusiva de El Mundo, está enfangado en la trama corrupta. "A la vista de lo que ha hecho nuestro diputado, ¿va a seguir su ejemplo?", se preguntó Carlos Floriano, en declaraciones a este diario.
Para empezar, el responsable de comunicación de los populares le echó en cara al ministro portavoz su pasado reciente en lo que se refiere a la petitoria de explicaciones por casos de esta índole: "Este hombre se ha dedicado a darnos lecciones sobre debíamos comportarnos, incluso cuándo negábamos los hechos" por lo que "ahora debería de dar respuesta a las acusaciones que se están dando contra él".
"No vamos a negarle la presunción de inocencia", pero Carlos Floriano dejó claro que "lo que sí vamos a negarle es cualquier tipo de autoridad moral" ya que "él sí que negó la presunción de inocencia". Para el portavoz de Génova, Blanco sólo tiene dos salidas: o presenta una querella, lo cual le suena a un "juego de artificio", o sigue "el ejemplo" de Cobián y, además, rechaza ir en las listas electorales.
"¿Se va a atrever a ir en las listas si la juez pide el suplicatorio?, ¿Se va a atrever con todo lo que ha dicho?, ¿Se va a atrever a dar la callada por respuesta?", se preguntó en voz alta Floriano, para a renglón seguido anunciar que el PP no se quedará quieto y prepara ya una ofensiva para saber "toda la verdad" sobre la Operación Campeón
El portavoz popular no pidió formalmente la dimisión de Blanco, puesto que quieren darle un tiempo prudencial para que tome la palabra. Algo que no quita para que esa palabra resuene con fuerza en los pasillos, siendo Twitter la herramienta que los cargos del PP utilizan para desahogarse: #dimisiónPepeBlancoya, se puede leer en varios perfiles de dirigentes del partido.
En voz de un destacado del PP, este caso recuerda mucho al de Mariano Fernández Bermejo, que tuvo que dimitir como ministro de Justicia en vísperas, precisamente, de las elecciones gallegas por participar en una cacería con el juez Baltasar Garzón poco antes de que el caso Gürtel apareciera en las portadas. "Blanco debería de seguir el mismo camino", dicen, aún en fuentes, desde Génova.