Mariano Rajoy presentará el próximo jueves ante la opinión pública a sus candidatos provinciales a las elecciones generales del próximo veinte de noviembre. Será la fotografía de la jornada, pistoletazo de salida de la Convención Nacional del PP, que se celebrará por periodo de tres días en la ciudad de Málaga.
Veinticuatro horas antes, el Comité Electoral Nacional, que preside Miguel Arias Cañete, designará formalmente a los cabezas de cartel; trámite más formal que otra cosa, habida cuenta de que los nombres vienen impuestos por los mandos superiores, por lo que el equipo del ex ministro sólo refrenda lo que le mandan.
A pesar de que nada tiene que ver este proceso de elección con otros anteriores, en el PP admiten que "siempre es complicado" porque, como apuntó el propio Rajoy, lo más difícil es "elegir entre personas". Así lo resume un barón regional: "Es una batalla interna. Se pasa, pero en ocasiones te ganas enemigos para el resto de tu vida".
De hecho, el equipo de campaña que dirige Ana Mato se curó en salud y decidió que para el cónclave malagueño sólo fueran presentados los números uno dejando el resto nombres de las listas electorales para después. "Los mayores problemas vienen en los puestos intermedios, pues a partir de ellos los órganos regionales y locales tienen más capacidad de decisión", arguyen en el cuartel general de los populares.
Los nervios empiezan a aflorar, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, donde además se libran enfrentamientos entre familias distintas dentro del propio partido. En los pasillos, en los despachos o a través de llamadas telefónicas, con epicentro en la madrileña calle Génova; el qué hay de lo mío es, en estos momentos, la mayor preocupación para los dirigentes populares.
Dicho lo cual, la dirección nacional cuenta con un AS en su manga para tranquilizar a los suyos: las encuestas, que les otorgan un abanico de diputados mucho mayor al de los anteriores comicios. A ello siempre se refiere Esperanza Aguirre como píldora contra el estrés: "En comparación a legislaturas anteriores, en esta ocasión pueden repetir todos los que están y además sumar más. No tiene por qué haber problemas", explican los populares madrileños.
Precisamente, la confección de la lista por la circunscripción de la capital de España es una de las más complejas, habida cuenta de que la encabeza el candidato a La Moncloa. La candidatura la revisa el partido a nivel nacional, dejando a Aguirre una horquilla de entre dos-cuatro nombres.
Ana Mato ya aseguró que la consigna es la continuidad, y de ahí que pese a lo publicado se espera que Cayetana Álvarez de Toledo continúe. Su trabajo en materia de Interior fue importante en el extinto periodo legislativo, poniendo contra las cuerdas a Alfredo Pérez Rubalcaba por la inseguridad ciudadana. Tal y como desveló este diario, Ignacio Astarloa cae por Vizcaya y se suma a esta candidatura.
La gran duda es si el líder de los populares incluirá a Alberto Ruiz Gallardón. Él está más que dispuesto, pero sabe que aunque no forme parte de la candidatura podría, de igual forma, ser posteriormente ministro del Gobierno, como así se da por hecho en el PP. Aguirre no pondrá impedimentos, siempre y cuando su cuota de poder no se vea afectada.
Soraya Sáenz de Santamaría y la citada Mato se disputan el ansiado número dos, aunque fuentes solventes dejan claro que sea como fuere ambas estarán en los primeros puestos. La batalla se libra una vez más entre los grupos del Congreso y Génova, históricamente enfrentados y que en las jornadas previas elevan sables.
Por su parte, en Andalucía, Javier Arenas da a su oferta electoral un clarísimo perfil económico: Cristobal Montoro liderará la candidatura por Sevilla y su número dos en el Congreso, Fátima Báñez, la de Huelva. Otras dos mujeres están confirmadas: Celia Villalobos (Málaga) y Concha Santana (Granada). Faltan por saber el resto de provincias.
De Cataluña sólo está confirmado el nombre de Jorge Fernández por Barcelona; extremo que anunció el mismísimo Rajoy saltándose su petitoria de no hablar de las listas. "No habrá sorpresa en el resto", dicen desde el PPC.
Esteban González Pons encabezará la candidatura por la provincia de Valencia, tras la retirada de Rita Barberá, con la dosis de cariño al 100% por parte de la dirección nacional. Los mayores problemas se sitúan, como no, en Alicante.
La plaza más complicada en la que torea el PP es, no obstante, Asturias. Ovidio Sánchez busca que su retiro dorado sea el Congreso de los Diputados y, a falta de un fichaje estrella, tiene todas las papeletas. El partido de Francisco Álvarez Cascos les hará "un daño brutal", admiten sondeos en la mano. En Navarra (con UPN) y en Aragón (con el PAR) se garantizan que no habrá sangría de votos.
En el País Vasco, Antonio Basagoiti prescinde de Astarloa para dar peso a sus más cercanos en las Cortes. A Alfonso Alonso (por Álava) y Eugenio Azpiroz (Guipúzcoa) se podría sumar Leopoldo Barreda o Carlos Olazábal (por Vizcaya).
Dando el salto a las islas, no hay que perder de vista a José Manuel Soria, que tras ganar por mayoría simple las últimas elecciones regionales será cabeza de lista por Gran Canaria. Incluido en el grupo de íntimos de Rajoy, nadie duda de que su salto al Congreso incluye un puesto de relevancia en el organigrama interno del partido o bien como miembro del Gobierno central.
El resto de provincias no suscita problema alguno, según las fuentes consultadas, exceptuando la de Zamora: según La Gaceta, Gustavo de Arístegui podría ser reubicado para poner a alguien de más tirón contra Antonio Camacho, actual ministro del Interior. Por lo demás, "no habrá novedades que abran periódicos", insisten desde Génova.
Tras la presentación de los primeros espadas en Málaga, la cuerda se tensará en los órganos de segundo nivel, y será entonces cuando se libren otro tipo de contiendas. Los pesos de poder son "pan nuestro de cada día" y un nombre en los diez primeros "puede significar muchísimo", explica un estratega.
Ahora bien, en el PP nacional dan por seguro que no habrá noche de cuchillos y que la situación es "diametralmente opuesta" a la que vive el PSOE, "que se podría quedar sin representantes en algunas provincias". "En las elecciones de 2008 muchos dábamos por hecho que Rajoy perdería, hoy todos damos por hecho que ganará. Nadie le toserá", afirma un dirigente en el puesto de salida.
El aún jefe de la oposición, fiel a su estilo, sigue impasible ante la incesante cantinela de melodías de teléfono que estos días suena por Génova. A la retahíla de compañeros del partido que guarda cola frente a la sede nacional para entonar el qué hay de lo mío. Rajoy dice que perdona, pero quienes le conocen agregan un demoledor "pero tampoco olvida". Pese a todo, en su caminar firme hacia la victoria parece ser que no excluirá a quienes un día formaron parte de ese hoy aparentemente olvidado sector crítico.