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Rajoy y Barcina rubrican un pacto electoral muy favorable para los regionalistas

UPN tendrá los primeros puestos de la lista a Congreso y Senado y pasará después al Grupo Mixto. El PP ata una región clave para la mayoría absoluta.

UPN tendrá los primeros puestos de la lista a Congreso y Senado y pasará después al Grupo Mixto. El PP ata una región clave para la mayoría absoluta.

La implicación total de Mariano Rajoy a fin de alcanzar una alianza con UPN de cara a las elecciones del veinte de noviembre no es baladí. El líder de los populares era consciente de que ir por separados supondría a las claras un pinchazo en una región que puede ser llave para alcanzar la ansiada mayoría absoluta.

Con los votos de los regionalistas, el PP aspira a conseguir tres de los cinco diputados en juego, algo impensable si concurrieran en solitario. En la mente de la dirección nacional, los resultados del 22-M en Navarra: sólo cuatro representantes en la Cámara foral, tres menos que Bildu. Aspiraban a una horquilla de entre ocho y nueve diputados.

Aunque en una cita con las urnas a nivel nacional, las opciones del PP siempre son mayores (y de ahí que UPN también recibiera con los brazos abiertos las propuesta de reconciliación), Rajoy no quiso arriesgarse.

Claros los tiestos y eliminado el escollo de que Miguel Sanz -ex presidente de Navarra y promotor de la ruptura con el PP en 2008- pudiera aspirar a ser parlamentario nacional, Rajoy tomó personalmente las riendas de las negociaciones con una Yolanda Barcina que supo jugar bien sus cartas.

La relación entre ambos "siempre ha sido buena". De hecho, tras hacer el pacto añicos, en Génova siguieron manteniendo un canal de comunicación "fluido" con la entonces alcaldesa de Pamplona mientras que con Sanz "sólo había tensiones". Tras las elecciones europeas de 2010, Rajoy se llegó a definir "muy enfadado" con quien fue durante muchos años su compañero de viaje político.

Las líneas rojas de Barcina

Una vez sentados a negociar, Barcina rápidamente captó la reciprocidad de Rajoy y puso encima de la mesas sus líneas rojas; sus nombres a las Cortes tendrían que ir en los primeros puestos de la candidatura y después pasarían al Grupo Mixto y no se unirían al Grupo Popular, como era tradición antaño. El líder del PP aceptó.

Así las cosas, el texto rubricado este jueves en Pamplona por ambos confirma que los regionalistas tienen derecho al primer, tercer y cuarto candidato al Congreso, mientras que el PP se queda con el segundo. En el caso del Senado, los dos primeros son para UPN y el tercero (que, con casi toda seguridad, se obtendrá) para los populares.

"Reencuentro", dijo el histórico Jaime Ignacio del Burgo, poniéndole título a la instantánea del candidato del PP a La Moncloa y la presidenta de Navarra, juntos, en suelo foral. Previamente, Rajoy cumplió con un requisito formal y pidió el plácet de la Ejecutiva del PPN. No hubo contratiempos, a pesar de que, en voz soterrada, algunos hayan mostrado su malestar.

"No será igual que en 1991, porque el PP no se disolverá en Navarra. Pero hay muchas formas de colaboración, por algo se empieza", añadió Del Burgo, en declaraciones a Diario de Navarra. Según afirmó el propio Rajoy, "el PPN se ha creado con vocación permanente y ya no se disolverá jamás".

Encima de la mesa también un intento desesperado de actuar como cortafuegos para que Bildu (a través de la marca Amaiur) no pueda conseguir grupo parlamentario propio en la Cámara Baja, aunque las encuestas del propio PP, como lleva varios días informando este diario, dan por hecho que así será.

En cuanto a los nombres, se da por hecha la continuidad de Carlos Salvador como rostro de UPN en el Congreso, extremo que no compartiría Santiago Cevera, actual presidente de los populares navarros que espera la llamada de Rajoy para un cargo de responsabilidad en su hipotético Ejecutivo.

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