La dirección nacional del Partido Popular trabaja con el "terrible" escenario de que la coalición Bildu pueda conseguir Grupo Parlamentario en el Congreso de los Diputados la próxima legislatura. Los sondeos internos, a los que tuvo acceso este diario, lo dan por hecho y en Génova existe la percepción generalizada de que el Gobierno permitirá a "la franquicia etarra" concurrir a los comicios del veinte de noviembre.
Un panorama que reconoció públicamente Soraya Sáenz de Santamaría, para quien ver a Bildu "ocupando escaños" será "uno de los golpes más duros" que afronte el país. "Será un retroceso de muchos años para nuestra democracia", admitió con conocimiento de causa, ya que en el PP llevan tiempo estudiando las ventajas que supondría para la coalición un altavoz como la Cámara Baja, independientemente del beneficio económico que supone.
Sin embargo, la hoy portavoz del Grupo Popular y mañana persona clave en el Gobierno del PP no se quedó en el lamento e hizo la que tal vez sea una de las promesas más importantes de la precampaña: una de las grandes prioridades del Mariano Rajoy presidente será "sacar al entorno etarra de las instituciones, a no darles voz".
Al fin y al cabo, a lo que se comprometió Sáenz de Santamaría es a enmendar la mayor tras ocho años de cesiones del Gobierno a ETA y a "remediar" la fotografía de Bildu en la sede de la soberanía nacional. "Es un retroceso muy grave, una pérdida muy importante para la democracia", insistió para proclamar, por si alguna duda hubiera quedado, que no serán "pasivos" sino "activos" y llevarán la "vigilancia" hasta el extremo.
"Pondremos solución a algo que nunca debería de haberse producido", dijo una Sáenz de Santamaría en su traje más gubernamental, y que parecía estar hecho a medida. Su firmeza en política antiterrorista no es nueva, pero quedó revestida de solemnidad en el día en el que hacía balance de la legislatura como jefa de los 150 diputados populares.
La portavoz dio tres titulares para la extinta novena legislatura: la peor crisis (económica, social e institucional), el peor gobierno (improvisación, irresponsabilidad e inconsistencia) y la mejor alternativa (empleo, bienestar y confianza). Y en ese resumen tampoco se olvidó del caso Faisán, que elevó a la categoría de gran problema nacional al acordarse de que sigue judicialmente vivo y, en la próxima legislatura, también podría resucitar políticamente.
Bajo la premisa de que "cuando hay un delito es que alguien lo ha cometido", quien es la mano derecha de Rajoy hizo pública una reflexión, que ya ofreció ante los micrófonos de esRadio recientemente: "Si no lo sabían mal y si lo sabían mucho peor", en referencia tanto al anterior ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, como al actual, Antonio Camacho.
Las explicaciones políticas, zanjó la número tres del PP, no están dadas, y por ello ya avanzó que seguirán dando la batalla política. Tanto que no descartan crear una Comisión de Investigación en el Congreso, una vez aterrizados en Moncloa.
Con esta estocada final a la política antiterrorista del Gobierno, Sáenz de Santamaría dijo un "hasta pronto" en compañía de su círculo más próximo; Fátima Báñez, José Luis Ayllón y Alfonso Alonso. Se escucharon risas cuando tuvo que capear más de una pregunta sobre su futuro tras el 20-N. En su despedida, la que será apuesta de Rajoy para el gabinete presidencial prometió luz "tras la legislatura del paro, los recortes sociales y la subida de impuestos".