Produce verdadero espanto comprobar con que alegría se combinan la ausencia mas absoluta de conocimientos en materias económicas, con una estupidez orgásmica y autocomplaciente, en un único ejemplar de paquidermo politicólogo cañí...
Perplejidad y un incipiente temblor en la cartilla de ahorros, es lo que siente el contribuyente medio que prepara el sufragio ante la próxima cita con la urna de reciclaje de papel...
Y este señor es portavoz de un presunto grupo político, en un ayuntamiento que cuenta con varios millones de almas en sus archivos fiscales...
Lo de esta casta politiquera va mas allá del esperpento, para adentrarse en los cenagosos territorios de la mas profunda subnormalidad.
¿Pero es que no hay nadie en el desolado panorama nacional que sepa sumar dos mas dos y que sepa explicar y aplicar la media docena de medidas que es necesario aplicar para tratar (si todavía se puede) de arreglar este desaguisado?. Y ya puestos a pedir, que no robe demasiado (que ya es triste decirlo)...