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Así fue la última sesión de la legislatura

"Ha sido uno de los peores días". La intensa actividad parlamentaria de la jornada se convirtió en reflejo de lo que ha sido la novena legislatura.

Movimiento de pasillos sobre el Caso Faisán, polémica iniciativa en el Hemiciclo con el impuesto de Patrimonio, el show de Bono y el descaro del republicano independentista Joan Tardá desafiando a los tribunales agitaron un cóctel de ingredientes viejos en una jornada con sabor a nuevo: el de un cambio de etapa, un fin de ciclo. Las constantes imágenes de besos, abrazos y despedidas dentro y fuera de la sesión destilaban entre los socialistas el temor de todos por pasar a la oposición y el de muchos por no repetir siquiera como diputado: "Yo voy de número dos, ni de coña...".

Las despedidas fueron para todos los gustos. Desde la más institucional de Elena Salgado, ovacionada tras agradecer el trabajo de "todos" aunque en particular de los que apoyaron al Gobierno, hasta el descaro de Joan Tardá, pidiendo sin recato la liberación de Arnaldo Otegi: "¡Aupa Arnaldo! ¡Ánimo Arnaldo! ¡Askatu Otegi Vivan els Països Catalans!", bociferaba esta soflama independentista en su despedida del Congreso nacional.

Aunque, sin duda, las despedidas más esperadas eran las de Bono y Zapatero, pues ambos abandonan la primera línea de la política. Pero en el caso del segundo, ponía fin a 25 años ininterrumpidos de vida parlamentaria. Hoy era la última sesión de Zapatero en el Congreso de los Diputados. La última vez que se sentaría en el escaño de Presidente en la bancada azul. Y la última vez que pulsaría los botones verde, rojo o amarillo para participar en la votación. Pero compartir cartel con Bono no es fácil. Y prácticamente imposible, que alguien arrebate el titular al manchego. La noticia no era la despedida de Zapatero sino que Bono le decía adiós a él. Así, el presidente de las Cortes no defraudaba a todos aquellos que especulaban desde hace días con su despedida y se marchaba por la puerta grande con su último gran show parlamentario.

Agradecía el trabajo de cada uno de los portavoces parlamentarios. Por descontada, la puya encubierta a todos ellos empezando por Josu Erkoreka, del PNV, quien le llamó "cabestro" en el inicio de la legislatura por decir éste que "atizaría con la guía telefónica" a los nacionalistas. "Si a mi llegada no dije ni mu a Erkoreka, ahora sería injusto que no proclamase el afecto que hemos trabado". Seguía por Durán i Lleida, de CIU, de quien destacaba "la cara amable del nacionalismo". De Joan Ridao y Joan Tardá, guardaría un "magnífico recuerdo de sus personas, aunque en las antípodas en la concepción de España"; de Llamazares, su carácter "ejemplar"; y a los minoritarios del grupo Mixto, "probablemente a los que más conozco aunque solo sea por las veces que han venido a mi despacho a reclamar el tiempo que el reglamento les niega". Rosa Díez, Carlos Salvador, Ana Oramas y Uxue Barcos negaban indignados con la cabeza y un dedo fiscalizador. El aplauso se lo llevó esta última portavoz de Na-Bai, a quien deseó Bono "mucha salud" tras su reciente cáncer de mama. Las protestas llegaron en la mención a Rajoy que, ausente en el Hemiciclo, recibía el agradecimiento por su "línea de acceso cordial". Las risas, cuando se refería a Soraya Sáenz de Santamaría: "yo la felicito por lo que quiere y esperar ser...", sonreía con un silencio, "es decir, madre, en su estado de buena esperanza".

Y en último lugar, el PSOE "quizá por esa inclinación cristiana de que los últimos serán los primeros". A los suyos, agradecía por "soportar las cosas de Bono, por admitirme entre los vuestros". Y se refería al gran enfrentamiento de Bono con los "hijos de puta" de su partido a cuenta de la placa de la monja Sor Maravillas: "finalmente con placa, o sin ella, de la Santa mis relaciones son y serán maravillosas con el PSOE".

Para Zapatero era la última mención y las últimas gracias: "por los que no te las den, por lo que hayas sufrido y no te lo han reconocido, por lo que hayas hecho en favor de España y particularmente gracias porque quisiste que el que tiene el honor de despedirse haya sido el 144 presidente del Congreso de España".

Zapatero agradecía el gesto desde su escaño y, tras levantarse la sesión, se sumaba a él en la zona de taquígrafos para acompañarle en su despedida a los trabajadores de la Cámara. Juntos salían del hemiciclo y afrontaban el placaje mediático que recibían de decenas de cámaras, fotógrafos e informadores. En el último 'paseíllo' de Zapatero ante la prensa, éste agradecía las palabras de su amigo Bono, con quien podría "disfrutar ahora de su amistad". Se declaraba "orgulloso" de la "satisfactoria" etapa como presidente, pero deseando, ahora que se va, "que las cosas vayan mejor para España, especialmente los que tienen más dificultades".

Las magdalenas y el café de Bono

Junto antes de la despedida final de Bono, el presidente de las Cortes obsequiaba a los portavoces parlamentarios con bolsas de magdalenas de su pueblo, Salobre, y se los llevaba a desayunar al clásico bar 'Manolo' de la calle Jovellanos, junto al Congreso. Esto último se debía a un pacto alcanzado con el diario El País, cuyo fotógrafo se colocó incluso al otro lado de la barra para tomar la instantánea del café de los portavoces de los grupos.

Por si faltaba alguien... ¡Marina Danko!

A la sesión no le ha faltado de nada. Por si todo lo demás fuera poco, dos capítulos han animado el pleno. El primero se producía a primera hora de la mañana, antes de reanudarse la sesión, con una demora de cuatro minutos y por culpa de un micrófono abierto en la mesa de presidencia. Tras unas risas sonoras de la vicepresidenta segunda, Teresa Cunillera, se podía escuchar a otro vicepresidente, Jorge Fernández Díaz, pronunciar el nombre más repetido estos días en los pasillos: "Marina Danko". "Presidente, si lo demientes ahora...", apuntaba entre carcajadas Cunillera. "¿Lo desmiente?", se preguntaba Bono. A la socialista catalana Cunillera, intentando rascar algo, se le escuchaba un: "Y Palomo Linares, oye....". Bono se apresuraba a frenarla con media sonrisa y un gesto de descarte con la mano: "¡Calla Hombre!"

El comentario de los pasillos tenía, como diría Guillermo Fernández Vara, segundas, terceras y cuartas lecturas: "¡Han cazado a Bono!". Cualquiera diría, horas más tarde, que el micrófono se lo había dejado abierto a propósito, cuando al hacer balance de la legislatura Bono leía su discurso escrito: "Ha habido momentos difíciles, situaciones complicadas, errores, micrófonos indiscretos (y reía), situaciones tensas...".

Carteles referéndum

A pocos minutos de la última votación en pleno de esta legislatura, Gaspar Llamazares anunciaba en twitter que protestarían, otra vez, por la reforma constitucional, "en pie desde el escaño y con carteles en favor de un referéndum". Y así lo hicieron los portavoces de IU, ICV y ERC, aunque el castellano manchego de la presidencia frustró prematuramente el espectáculo: "Hecha su manifestación, guarden la pancarta". Ya había habido suficiente show entre hoy y toda la legislatura.

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