"Mero trámite". Son las dos palabras más comentadas en los pasillos del Senado en el día en que se aprueba la reforma del artículo 135 para limitar el déficit estructural y el nivel de endeudamiento. Un complícadísimo orden del día entre turnos a favor, en contra, fijación de posición de portavoces y defensa de enmiendas que "no sirve para nada", dicen los senadores en los pasillos, ya que la amplia mayoría de PP y PSOE permitirá la luz verde de la reforma constitucional.
La misma mayoría que ayer permitió rechazar las 25 enmiendas presentadas por los grupos en la Comisión Constitucional del Senado y que hoy volverán a ser rechazadas en el pleno. De ahí el enfado de los grupos nacionalistas como ERC que ha protagonizado la anécdota de la jornada, al menos, hasta esta hora de la tarde. El senador republicano, Miquel Bofill, subía a la tribuna de oradores para defender su turno en contra de la reforma y lo hacía en catalán, en contra del reglamento del Senado, durante más de un minuto. Traducido al castellano, el senador de ERC decía lo siguiente:
"Hace poco más de siete años el presidente español nos prometía una España plural. Hoy, a las puertas de acabar su mandato, está a punto de acabar una reforma constitucional centralista, muy poco democrática y antisocial. Si se hubiese hecho la reforma del Senado, yo hoy podría hacer mi intervención íntegra en catalán. Si no estuviéramos en un contexto de fracaso absoluto del federalismo en España, Cataluña y sus instituciones, estaría llamada a participar y a estudiar cuál es la mejor manera de cumplir los objetivos para relanzar la Economía, como ha hecho Alemania..."
El murmullo creciente en el hemiciclo y las ojipláticas taquígrafas forzaban a la intervención del presidente Javier Rojo: "Señoría, señoría... se habrá dado cuenta de que los taquígrafos no están pudiendo ponerle en el diario de sesiones y sus señorías no están atendiendo a su intervención porque no le están entendiendo. Le ruego por favor que hable en castellano que es, en definitiva, la lengua que hemos decidido en el Parlamento para este tipo de intervención. Sabe usted que hemos modificado el reglamento para otras intervenciones".
Después de haberse saltado el mandato del reglamento del Senado que sólo permite el uso de las lenguas cooficiales en las mociones parlamentarias, y no en el pleno, el senador independentista pedía entonces, chulesco, hacer doble uso del tiempo: "Yo le ruego que me descuente el tiempo de la intervención...". Rojo se enfadaba: "Tiene la palabra señoría pero no le voy a descontar absolutamente nada. Su tiempo usted lo ha empleado".
Algo divertido, Miquel Bofill se volvía hacia atrás mirando a Rojo: "Porque me lo pide el señor presidente... Continúo en castellano para que me entiendan mejor y conste en el diario de sesiones". El independentista comenzaba quejándose por no tener traducción simultánea en los plenos "por una imposición reglamentaria" que, a su juicio, es un ejemplo más de que "los catalanes no cabemos como somos, entre otras cosas con nuestra lengua, en el estado español porque no somos tratados en pie de igualdad por la Constitución española".
Bofill dejaba ver las tensiones por la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sobre el modelo lingüístico catalán y llamaba de forma flagrante al incumplimiento de las reglas del juego democráticas: "Esta reforma viene a remachar el clavo de la sentencia del TC contra el estatuto y la nación española. Cataluña no cabe en la Constitución Española. Los catalanes y las catalanas nos tenemos que preparar para saltar el muro constitucional".
Y añadió que "el pueblo catalán tendrá que ejercer su derecho a decidir. Tendremos que trabajar con inteligencia que Cataluña pueda sentarse en los órganos de decisión europeos para participar con todos los derechos como estado miembro".