La crisis interna que atraviesa el PSOE ha vivido este sábado un nuevo capítulo. En el mismo acto, Tomás Gómez reconocía las desavenencias mientras que Alfredo Pérez Rubalcaba las negaba tajante. José Blanco también admitía problemas, pero incidía en que son un "partido serio" por lo que garantizó "el compromiso" de los socialistas con la reforma constitucional.
"La grandeza de un partido" es que haya libertad absoluta de todos los miembros para tener opiniones propias y debatir, afirmó el líder de los socialistas madrileños, para añadir: "No piensan igual, no son una especie de robots, ni reaccionan igual ante los mismos estímulos".
Lo hizo en un acto en Fuenlabrada junto a representantes de colectivos sociales, en el que también estaba Rubalcaba. Pero, para el candidato, no existe problema alguno, tampoco con la denominada izquierda social, aquella que engloba a los denominados artistas de la ceja o al movimiento 15-M.
"¿Quién ha dicho que endeudarse sea de izquierdas?"
Frente a las voces críticas, el candidato defendió la reforma: "La izquierda y la derecha nos distinguimos cómo nos gastamos el dinero, pero ¿quién ha dicho que endeudarse sea de izquierdas?", preguntó a los asistentes al acto.
"Quien diga que endeudarse mucho es de izquierdas que lo explique si puede, porque no tiene ninguna explicación", añadió, para a renglón seguido defender "unas finanzas estables y una deuda pagable" para que el país tenga autonomía política, y de ahí su espaldarazo al texto aprobado por el Gobierno y el PP.
El tercero en discordia, aunque ya en declaraciones a los periodistas en Vigo, fue José Blanco, que resaltó que el PSOE es "un partido serio" y que está "comprometido con un objetivo", el de la reforma constitucional para incluir el compromiso de las Administraciones públicas con la estabilidad presupuestaria.
Un vaivén de declaraciones cuando, entre bambalinas, se asegura que la relación entre José Luis Rodríguez Zapatero y el candidato es cada día más tensa y a las puertas de que en Ferraz se produzcan, el lunes, una serie de reuniones del máximo nivel para intentar cerrar filas.