La portavoz de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Rosa Díez, ha denunciado que empieza a haber "buena gente" que se ha cansado de las protestas contra Bildu o de las reivindicaciones de las víctimas del terrorismo y lo achaca a la "cobardía" y al "individualismo". "Demasiada gente quiere que le dejen en paz", se lamenta.
Según relata en su página personal de Internet, en un artículo recogido por Europa Press, cada vez que escribe un artículo sobre Bildu o las víctimas de ETA le llegan mensajes de ciudadanos recriminándole lo 'pesada' que se pone con estos temas y pidiéndole que deje ya el tema.
"Es curioso lo que ocurre en nuestro país –escribe–. Tanta gente empeñada en hablar de la Guerra Civil, en revisar lo que ocurrió entonces, en responsabilizar nuevamente a los culpables, en buscar culpables nuevos, en abrir heridas, en no cerrar viejas disputas, que no quieren saber nada de lo que nos está pasando ahora mismo. Tanta gente dispuestísima a levantar tumbas y abrir fosas del pasado que nos pide que enterremos la ignominia del presente, que olvidemos la indignidad, que olvidemos a las víctimas, que hagamos borrón y cuenta nueva. En suma, que les dejemos en paz".
A su juicio, esta 'tibia' reacción "no es más que pura cobardía, puro individualismo, puro egoísmo". "No quieren que les demos la mala noticia de que ETA no mata porque ha conseguido sus objetivos políticos", sostiene.
Rosa Díez cree que "las gentes 'buenas y benéficas' que pueblan nuestra piel de toro quieren seguir recibiendo buenas noticias: todo va bien, ETA ya no mata, ha llegado la paz". "Las buenas gentes no quieren que les recordemos que los ochocientos cincuenta y siete ciudadanos asesinados por ETA, sus viudas, sus madres, sus padres, sus hermanos sus huérfanos, fueron y son victimas por defendernos de los totalitarios, por defender la democracia y la libertad, no la paz de los cementerios", recuerda.
Es más, cree que esos ciudadanos "prefieren ser como los alemanes que no olían el humo de los campos de exterminio, que no se daban cuenta de los vecinos que desaparecían de sus escaleras, que no veían las tiendas apedreadas, que no notaban las ausencias de sus profesores, sus amigos judíos o polacos, o comunistas, u homosexuales".
"Las buenas gentes de la España de hoy prefieren creerse las versiones de los que nos cuentan el cuento de que esto era la paz, que todos tenemos que ceder para conseguirlo", protesta, si bien recuerda que no se ha luchado "para que gobiernen desde las instituciones los enemigos de la democracia" ni para que "reescriban la historia los asesinos". "No hemos sufrido para que haya borrón y cuenta nueva, para que no haya vencidos, para que los vencidos no sean los terroristas y los enemigos de la democracia. No hemos sufrido para que las víctimas deban callar –proclama–. Ni vamos a callar, ni vamos a olvidar. No hasta que derrotemos a los fanáticos y avergoncemos a los tibios".