Los miles de 'indignados' que participan en la marcha popular con el lema "No es una crisis, es el sistema" han ocupado la Gran Vía en su camino hacia la Puerta del Sol y han llenado de manos rojas pintadas las fachadas de algunas de las sucursales bancarias que encuentran en su recorrido. Pese a que han llegado manifestantes de todo el país, la marcha dista mucho de ser multitudinaria.
Ha recorrido la capital en un ambiente festivo y ha finalizado en la Puerta del Sol. Los "indignados", a su paso por el Banco de España, situado en la plaza de Cibeles, han coreado gritos de "culpable", frase a la que han sucedido otras como "Esta crisis no la pagamos", "Es una estafa, no es una crisis" y "La voz del pueblo no es ilegal".
Los manifestantes caminaron por la Gran Vía madrileña bajo la mirada de turistas y numerosas personas que pese a todo siguen de compras en las tiendas, sin hacer ningún caso a a los que les invitan a sumarse a la marcha.
Acampada en Sol
Después de la jornada del sábado, en que muchos de sus participantes han coincidido en calificar de emocionante, los ‘indignados’ pasaron la noche en el Paseo del Prado.
Poco a poco fueron saliendo de sus tiendas de campaña y sacos de dormir -la del sábado fue una noche fresca-, un despertar que ha coincidió con los primeros paseos de algunos turistas y visitantes de los museos más próximos, entre ellos el Museo del Prado y el Museo Thyssen, ante los que ya desde primera hora había colas.
Ejercicios de estiramientos y algunas tareas de acicalamiento han sido dos de las escenas que se pudieron ver en muchos de los ‘indignados’, que, además, comenzaron la jornada con un desayuno: fruta, galletas, cacao, café y leche.
Meli, el cocinero de la marcha que ha llegado desde Valencia, aseguró a Efe que de esta caminata, la suya ha durado 30 días, se ha traído "energía para seguir luchando".
Este "indignado", quien a lo largo de su vida ha trabajado, además de como cocinero, como pintor y albañil, relató que esta energía se multiplicó cuando su marcha, como las otras seis, fueron recibidas en la Puerta del Sol por cientos de personas.
"Creo que no he llorado tan a gusto en mi vida", ha admitido Meli, quien dijo que uno de los objetivos de la marcha valenciana era el de ir creando conciencia en los pueblos y asambleas en aquellos lugares donde éstas no existían.
Meli, a quien por el camino se le han unido nietos, mujer e hija y quien subrayó que existen motivos para "pelear", denunció que el punto negro de "toda esta alegría" es que "el Ayuntamiento de Madrid haya cortado el agua" en el Paseo del Prado.
Este aspecto también fue denunciado por Roberto, quien llegó a Madrid desde Santiago de Compostela y quien lamentó que el corte de agua haya sido, según él, en fuentes y también en los baños públicos, un hecho que "perjudica la imagen de la ciudad y país".
Fuentes del Ayuntamiento consultadas por Efe no confirmó, sin embargo, estos hechos.
Por su parte, Pablo, de Madrid y estudiante de Física, contó que la experiencia de ayer fue "muy gratificante" y afirmó que el movimiento 15 M sigue vivo, por lo que hizo un llamamiento para que la gente reaccione y participe en la marcha , de la que ha criticado que desde el movimiento no se le haya dado, a su juicio, la difusión adecuada ante los medios de comunicación.