Mariano Rajoy considera que con el sacrificio de Francisco Camps ha dado "la puntilla" definitiva a su rival en las urnas, Alfredo Pérez Rubalcaba. Que ha perdido su única arma de batalla electoral: la corrupción en las filas populares. Más al contrario, el líder de los populares mirará, de aquí a la cita con las urnas, a figuras como el novel José Ramón Bauzá o la veterana Esperanza Aguirre para solemnizar que con el PP hay transparencia y buenas prácticas, en cumplimiento de su Código Ético.
Así pues, en el ansiado día después de la caída del barón levantino, la dirección nacional se sacudió el fantasma de la trama Gürtel para utilizar su "medicina" contra Camps como azote hacia "el jefe directo" de los imputados por colaboración con ETA en el marco del bar Faisán, y que no es otro que Rubalcaba.
En este sentido, las fuentes consultadas echan mano del último argumentario interno, fechado la pasada semana, para darle máxima vigencia y destacar que el que fuera ministro del Interior está "incapacitado" para ser candidato a La Moncloa y "debería abrir la puerta" que ya ha cruzado Camps.
"Espero que Rubalcaba y Camacho a estas alturas hayan tomado nota, porque si Camps ha tomado esta decisión por tres supuestos trajes, yo espero que Rubalcaba y Camacho actúen en consecuencia por colaboración con banda armada", zanjaba Soraya Sáenz de Santamaría, nada más comenzar la jornada en un desayuno informativo. El siguiente en continuar con el órdago, ya en rueda de prensa, fue Esteban González Pons, que añadió: "Es hora de que dé una chupadita del bote de la medicina que ayer probó" el ex presidente levantino.
Aún más, para el vicesecretario de Comunicación, "por tres trajes que no le regalaron, Camps se ha ido. Por la traición a la Policía y a la Guardia Civil, a Rubalcaba le premian con una candidatura". Y por ello que reclamara tanto "una explicación pública" como "una responsabilidad política".
Objetivo: lavar la cara a Camps
Dicho lo cual, cuando todavía no habían pasado veinticuatro horas del amargo adiós de Camps, en Génova se puso en marcha, paralelamente, un intento de lavado de cara in extremis, al que rápidamente se sumaron varios barones regionales. "Pese a lo que ha pasado, Rajoy le debe mucho", recuerdan en el cuartel general de los populares, mentando esas jornadas previas al Congreso de Valencia en las que su entonces aliado íntimo hizo suya su candidatura y le montó una auténtica infraestructura de mítines y actos de apoyo -caldo de cultivo, por otro lado, de la ramificación Gürtel-.
Por ello, por lo que en su día fue Camps y podría ser en el futuro, no hubo crítica alguna hacia al líder caído, más bien al contrario: "Ha elevado el listón de la dignidad política", destacó Pons. No fue el único en elevarle casi a los altares: "Creo que es una persona honesta, porque lo conozco bien, y estoy convencido de que en los próximos años, haremos muchas cosas con él", apuntó Javier Arenas, dando pábulo a la promesa de Rajoy de que le recompensará tras los comicios generales.
También presidentes autonómicos salieron en su defensa: "No se ha enriquecido y su dimisión supone un ejemplo", dijo Esperanza Aguirre al son de Bauzá, que puso el acento en la "difícil decisión" tomada. El que más lejos llegó fue Antonio Basagoiti al afirmar que dimitió "siendo un hombre honesto".
El objetivo final de Génova es que se aleje la idea de la presión, ejercida tanto por Federico Trillo -que ahora lo niega- como por el propio Rajoy, a través de varias y decisivas llamadas telefónicas. Lo que ahora se quiere transmitir es que todo surgió de Camps, que llevó a cabo un "acto de generosidad infinita" para con las siglas.
La agenda de Rajoy
Y, mientras, Rajoy sigue a lo suyo, a su libro. Aunque aliviado, el tercer matiz que en este día después quiso transmitir es que "no fue para tanto". Que no hubo jornada "negra" para el PP ni nada que se le pareciese. Y de ahí que este jueves siguiera con su agenda habitual, alejado de los medios de comunicación.
Concretamente, el jefe de la oposición mantuvo un encuentro con el ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, al que sólo se invitó a medios gráficos. El viernes, la cita será en las localidades andaluzas de Granada y Almería, pero -en principio- no tiene previsto atender a los periodistas.
Y es que, según su equipo, su agenda no da pie a una comparecencia con preguntas hasta después del periodo estival, a tenor de que el martes próximo participa en los cursos del Escorial y el miércoles participará en la sesión extraordinaria del Congreso de los Diputados con motivo de la reunión del eurogrupo, en la que participa José Luis Rodríguez Zapatero.
"La crisis está solucionada y, gracias a la altura de mira de Camps, La Moncloa está más cerca", resumía, gráfico, un miembro del entorno del líder, que parecía parafrasear a un Rajoy que, pese a actuar tarde, cree que lo tiene todo a su favor. Su equipo, contra Rubalcaba por el Faisán y él, centrado en aportar recetas económicas para sacar al país del agujero.