La sesión de control al Gobierno volvió a girar en torno a la crisis económica, pero en esta ocasión -más que nunca- con constantes referencias a la debilidad del Ejecutivo y a las promesas, como candidato, de Alfredo Pérez Rubalcaba, que estrenaba ubicación en tercera fila como diputado raso.
Tanto Mariano Rajoy como Soraya Sáenz de Santamaría hurgaron en la herida socialista al rematar sus intervenciones aludiendo a la situación de tránsito del Gobierno, extremo al que se sumaron otros grupos, como ERC en voz de Joan Ridao, al hablar de "bicefalia" en las filas del PSOE.
En su tradicional rifirrafe, el jefe de la oposición abordó a José Luis Rodríguez Zapatero por el anuncio de "una aceleración de la recuperación económica" en el próximo trimestre, así como en los venideros. El presidente recogió el testigo y no se achantó: "Habrá crecimiento económico, a pesar del difícil contexto europeo que no tiene su origen en España", destacó.
En este sentido, Zapatero llamó a la "cooperación de todos" cuando la prima de riesgo está disparada, con los consiguientes riesgos. Rajoy le replicó: "Es importante decir la verdad y partir de la realidad". Y añadió que, pese a su anuncio reiterado, "la economía no crece" y, encima, "vuelve a echar la culpa de todo lo que pasa a los demás".
"Lo que tenemos es que hacer los deberes en casa", recetó, para a renglón seguido lanzar el órdago que más podía molestar a Zapatero: el problema, dijo, es que España sufre "un Gobierno provisional y desacreditado con un presidente en funciones", y así es "imposible salir de la crisis".
"¡No hay un presidente ni un Gobierno en funciones!", respondió el jefe del Ejecutivo enfadado. Y aún más le pidió "respeto institucional" porque "hay un presidente con todas las facultades. Mantengo todas mis competencias constitucionales". Momento en el que apeló a "la seriedad" del jefe de los populares, tras reclamar que deje de agarrarse a las "peores previsiones" y aporte "confianza"para salir de la recesión.