El exportavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, ha vuelto este lunes a la Audiencia Nacional acusado de tratar de reconstruir la cúpula de la formación ilegalizada bajo la plataforma Bateragune. Con buen aspecto físico, mejor que el mostrado en las últimas ocasiones en sus citas con la Justicia pese a estar encarcelado, y explotando al máximo sus mejores dotes de orador, Otegi ha centrado su declaración en dar un mítin político ante la Sección Cuarta de la AN.
Durante su intervención, el acusado ha repetido una y otra vez que "la izquierda abertzale" se ha distanciado de ETA porque se han dado cuenta de que con "la lucha armada" no se consiguen los fines políticos que persiguen y, por ese motivo, hay que buscar nuevas vías. El batasuno ha subrayado de forma constante a preguntas del fiscal Vicente González Mota que esa vías son "pacíficas y democráticas".
Asimismo Arnaldo Otegi ha declarado que este cambio se lo hicieron saber a la banda terrorista en una reunión que mantuvieron tras el atentado de la T-4 con miembros del Gobierno de Zapatero y con representantes de ETA. Allí, el procesado ha contado que dijeron de forma crítica a ETA que tenía que volver a su estado anterior de tregua. Haciendo alusión a este encuentro, Otegi ha hecho referencia al proceso "anterior" de diálogo del Gobierno con la banda criminal, dando por hecho que ha habido o hay una negociación posterior.
Otegi ha señalado que como portavoz de Batasuna "contextualizaba la lucha armada con ETA", aunque se ha referido a ello como pasado para añadir después que "hay que rechazar la estrategia político militar". Entonces, el fiscal le preguntó si además de la estrategia habían cambiado los fines que se perseguían. Arnado Otegi respondió que "la estrategia sí cambia, pero los fines no. Nosotros seguimos defendiendo los mismos objetivos que antes: la reducción de un estado vasco en Europa".
"Vamos a suponer que ETA da por terminada su tregua y comete un atentado. Primero, nosotros nos suicidamos; segundo, el país se marcha del país; y tercero, la gente se sentiría absolutamente frustrada, estaríamos ante un fraude y a nosotros se nos pueden achacar muchos defectos pero tenemos la virtud de la honestidad revolucionaria", recalcó el batasuno.
Con fina ironía, el proetarra ha subrayado que Bildu corrobora su tesis – "la realidad de los hechos es que ha pasado lo que yo digo"- de que se consiguen más cosas con la política que con las armas. Otegi ha manifestado ante el tribunal presidido con la magistrada Ángela Murillo que si cambiar de estrategia con fines pacíficos es delito él y sus compañeros son culpables. "Si eso es delito, yo soy culpable. Nosotros somos culpables", alegó.
Usabiaga: "No participé en Bateragune"
Por su parte, el ex secretario general de LAB Rafael Díez Usabiaga ha asegurado que su objetivo y el de los otros siete acusados de intentar reconstituir Batasuna a través de Bateragune era "abrir el melón" del debate sobre el fin de la violencia. Díez Usabiaga ha asegurado que él y el resto de los acusados decidieron desarrollar ese debate "de forma autónoma" y "sin tutelaje alguno" -en referencia a la banda terrorista ETA- y ha negado pertenecer a Bateragune o haber participado en reuniones de este órgano, que ha descrito como una estructura interna de Ekin.
El procesado se ha mostrado orgulloso de haber contribuido a abrir una nueva fase para lograr, "de manera irreversible", un futuro de paz y soluciones después del "gran debate histórico" que ha tenido lugar en el seno de Batasuna "sin ningún tipo de tutelaje" de ETA sobre el fin de la violencia.
Usabiaga, que está en libertad bajo fianza para supuestamente cuidar a su madre, ha explicado que tras la ruptura del falso alto el fuego de ETA con el atentado de la T-4 en 2006, Otegi y él estaban "conmocionados" porque ese proceso había levantado grandes esperanzas en la sociedad vasca, lo que llevó a los proetarras a plantearse un "gran debate histórico" para cambiar su estrategia política.
Este proceso, que durará hasta el 7 de julio, también juzgará al ex secretario general del sindicato LAB Rafael Díez Usabiaga, Sonia Jacinto, ex tesorera del PCTV; Miren Zabaleta, hija del coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta; Arkaitz Rodríguez, ex responsable de Haika en Álava; así como a José Luis Moreno, Amaia Esnal y José Manuel Serra. Todos ellos formaban parte de la Comisión Permanente de Bateragune y fueron detenidos el 13 de octubre de 2009 durante una reunión que celebraban en las dependencias de LAB en San Sebastián, que utilizaban como "cuartel general".
Para todos ellos, el fiscal Vicente González Mota solicita una pena de diez años de cárcel por un delito de integración en organización terrorista, mientras que la asociación Voces contra el Terrorismo-Verde Esperanza, que ejerce la acción popular, eleva su petición de pena a un máximo de 14 años.
Murillo contra Otegi
El tribunal de la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal que juzga estos hechos está formado por los magistrados Teresa Palacios y Juan Francisco Martel y presidido por la juez Ángela Murillo, que protagonizó un incidente con Otegi cuando le juzgó por participar en el homenaje al etarra Sagarduy por el que en febrero pasado el Tribunal Supremo decidió anular la condena de dos años de cárcel que se le había impuesto y ordenar la repetición del juicio.
Otegi trató de no volver a enfrentarse a estos tres jueces, en especial a Ángela Murillo, y su defensa trató de recusarlos. La Audiencia Nacional rechazó la petición del batasuno, y confirmó la configuración del tribunal.