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Gallardón permanece impasible ante el crecimiento de la nueva 'favela'

Aunque consensuaron irse la 'favela' indignada permanece en pie en el centro de Madrid. El ayuntamiento, entretanto, se inhibe. 

No, no se han ido de la Puerta del Sol. Tal y como amenazaron algunos durante las asambleas previas a la del 7 de junio –en la que se "consensuó" abandonar la plaza– la Puerta del Sol sigue ocupada ilegalmente por un gran número de tiendas y chamizos. El Movimiento 15-M, también conocido, por razones obvias, como "Toma la Plaza", sólo se responsabiliza de un chamizo con forma de hangar construido con palés.

Esta caseta irregular es lo que ellos han bautizado como punto de información del 15-M. Allí no se pernocta, sólo se ofrece a los visitantes las novedades sobre todos los asuntos relacionados con el movimiento "indignado". Lo cierto es que en su interior hay gente prácticamente las 24 horas del día. El chamizo, cubierto por una lona militar de grandes dimensiones, permanece cerrado a los ojos de los curiosos.

Ante la imposibilidad de crecer por dentro lo ha hecho por fuera. Dos estructuras de madera situadas a unos metros de la caseta sostienen un plástico que cubre un amplio porche donde, esta vez sí, se encuentra el mostrador de información. Ese espacio está también acotado y, en cierto modo, privatizado. Como con la caseta, sólo pueden acceder a su interior los líderes "indignados". Si no se pertenece a esa categoría los organizadores expulsan de inmediato al intruso.

"No, aquí no se puede pasar, sal por favor, estamos trabajando", piden con cortesía si alguien se atreve a flanquear la línea que delimita su "propiedad" del resto de la plaza. Por trabajar hay que entender estar sentado de agradable tertulia en sillas de piscina debajo de la lona. De nada sirve ir con el cuento a la Policía. Los nacionales remiten el asunto a los municipales y éstos responden con la callada por respuesta, callada que acompañan de una sonrisa resignada... cuando no indignada.

El chamizo central, el que la asamblea general acordó unilateralmente dejar plantado en mitad de la plaza, no ha tardado en tener compañía. A unos metros se ha levantado una "jaima" de alimentación, dotada de cocina a butano y una barra sobre la que sus dueños han colocado un cartel que reza "barra anarkika". Aquí se da de comer a los acampados en tres servicios: desayuno de ocho a diez, almuerzo de dos a cuatro y cena de diez a doce. La revolución indignada no incluye, como puede verse, las horas de la comida.

Otra de las zonas que ha quedado definitivamente ocupada es la estatua ecuestre de Carlos III que preside el centro de la Puerta del Sol. La estatua, situada sobre un pedestal protegido por una verja, ha sido tomada desde los primeros días de la asonada. El espacio entre el pedestal y la verja en su día sirvió para albergar los generadores del campamento y la unidad de megafonía hoy felizmente desmantelada. Hoy lo que tiene son utensilios de todo tipo, sillas de piscina y acampados haciendo tertulia.

La parte residencial del nuevo poblado la componen una docena de quechuas con zona común entre ellas. Los campistas echan el día descansando bajo los toldos y, al caer la noche, los visitantes de lo que queda de acampada hacen acto de presencia y se organizan asambleas y otras actividades. A pesar de que la plaza ha sido oficialmente abandonada se siguen organizando actividades diurnas entre las que destaca el yoga y la meditación. Las sesiones empiezan temprano y los organizadores piden a los participantes que lleven esterilla.

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