El consejero de Interior, Felip Puig, ha valorado este jueves el dispositivo policial desplegado para proteger el Parlamento catalán del intento de bloqueo de los 'indignados' y ha asegurado que este miércoles hubo "ganas feroces de batalla campal" a las puertas del parque de la Ciutadela.
En rueda de prensa, Puig ha admitido que el dispositivo tuvo alguna "insuficiencia" en algún punto porque no se pudo garantizar en todo momento la integridad de los diputados cuando accedían en el recinto, aunque ha recalcado que los objetivos principales se consiguieron: garantizar la inviolabilidad del Parlamento catalán y permitir el pleno.
Según el consejero, no se decidió actuar con más contundencia policial en algunos momentos para evitar que el conflicto se perpetuara y que la violencia se extendiera por otros barrios de la ciudad y que por la noche se congregara aun más multitud de gente a las puertas del Parlamento catalán.
Ha reconocido que la entrada de algunos diputados tuvo muchas dificultades ante una agresión "extrema" y que fue accidentado, además de que fue un error que las dos máximas autoridades de Cataluña, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y la presidenta del Parlamento catalán, Núria de Gispert, viajaran juntos, algo que ha achacado a la premura por que llegaran a tiempo al pleno de presupuestos.
Sobre la imagen del presidente llegando al Parlamento catalán en helicóptero, ha respondido que la violencia y agresión contra diputados fue algo impropio y que requirió de soluciones "excepcionales".
"Nuevos métodos de violencia urbana"
Ha explicado que con estos incidentes han constatado que se usaron técnicas de guerrilla urbana, porque a primera a primera hora ya se habían producido conatos de barricadas, quema de contenedores y neumáticos en algunas calles del barrio de Gràcia.
Así, ha advertido de que están delante de "nuevos métodos de violencia urbana bajo una falsa imagen de resistencia pasiva y pacífica" que han dificultado la actuación policial, y que estos colectivos están utilizando nuevas herramientas informáticas sofisticadas.
Puig cree que la mayoría de 'indignados' no son violentos pero que los radicales se amparan en muchas ocasiones en la multitud, y ha pedido que estas actitudes no tengan "ni amparo ni impunidad" por parte de sectores de la sociedad.
Ha aseverado que antes muchos de estos colectivos violentos tiraban la piedra y escondían la mano y que "ahora se tira la piedra y se levantan las manos". Según él, esta minoría violenta "cada vez son más, más agresivos y con métodos más malintencionados", por lo que pide a los pacíficos que los expulsen del movimiento y no les den cobertura.
Los chorros de agua, ¿nueva técnica policial?
Por ello, ha anunciado que están estudiando nuevos métodos para combatirlos tanto a nivel legislativo como policial, por lo que estudian ampliar el número de agentes antidisturbios y si sería adecuado utilizar otras técnicas de dispersión como los chorros de agua.
Ha lamentado que informaciones previas que se tuvieron que dar a los trabajadores del Parlamento y a los diputados pudieran acabar llegando hasta los organizadores de la protesta, que sabían de antemano por dónde tenían previsto entrar.
El consejero, que ha iniciado su intervención lamentado lo que califica de "atentado" contra el ejercicio de la democracia y que se haya sometido a dicha democracia a una situación sin precedentes, ha elogiado el dispositivo policial porque evitó que numerosos concentrados lograran saltar el cordón policial en los cuatro kilómetros que tienen las vallas del parque.
"Se llegó donde se llegó", ha reconocido el consejero, porque no se tenían suficientes efectivos, pese a ser más de 550 agentes, para garantizar el perímetro y proteger a todos los diputados. "Tuvimos más incidentes y violencia de lo que está permitido en un Estado democrático", ha criticado el consejero, que ha recordado que en todo momento buscaron interlocutores dentro del movimiento pero que no lograron dialogar con ellos pese a que hubo alguna otra instancia o mediador externo que lo intentó.