José Ramón Bauzá hace gala de su discurso templado. Antes de las elecciones, y con todos los sondeos soplando a su favor, reclamó no vender la piel del oso antes de cazarlo. Arrasó en las urnas, obteniendo para el Partido Popular el mejor resultado de su historia. Ahora, asegura que todavía no hay "nada que celebrar" a tenor de una economía paupérrima y un sistema educativo muy deficiente, con la tasa de fracaso escolar más alta del conjunto nacional.
En septiembre de 2010, el ahora futuro presidente de las Islas Baleares desgranó para este diario las claves de su programa en un momento en el que saltaba al ruedo de la actualidad política por su firmeza contra la corrupción: "La realidad de nuestra formación obliga a medidas excepcionales", argumentó para defender la expulsión de los imputados en sus listas. Pero, aún más importante, Bauzá se comprometía a una "libertad lingüística absoluta" si ganaba las elecciones dejando de ser el catalán "un requisito".
En una columna de opinión publicada en Libertad Digital, para analizar el escenario postelectoral que se le presenta, el barón regional recuerda esta promesa, y destaca: "Es urgentísimo acometer una reforma de nuestro sistema educativo, con dos premisas innegociables: libertad y calidad".
En este sentido, anuncia que la legislatura que ahora arranca será la de "las autopistas de la Educación" con el foco puesto "en lo que pasa dentro de las aulas". Y solemniza, por si todavía quedaban dudas: "Los padres podrán elegir la lengua vehicular en la que se educarán sus hijos, garantizando que al final del ciclo formativo hablarán y escribirán perfectamente las dos lenguas oficiales de nuestra comunidad, y una tercera, el inglés, imprescindible por una mera cuestión competitiva, y más incluso si cabe en una economía tan orientada al turismo".
Además, y en consonancia con su homóloga madrileña Esperanza Aguirre, Bauzá pondrá especial énfasis en "reforzar" la figura del profesor para que "goce del reconocimiento social que se merece". "La educación debe afrontarse con amplitud de miras, sin reduccionismos, y siendo conscientes de que la globalización ya hace tiempo que llegó", subraya.
Reducción de consejerías, altos cargos y coches oficiales
La segunda arma de batalla electoral fue la de adelgazar la administración pública, y el líder de los populares en las Islas tampoco no rehúye ahora el debate, recalcando que planteará "una reducción de consejerías, altos cargos y coches oficiales" en cuanto se haga con el bastón de mando. Todo aquello que no sea necesario, afirma, "será eliminado" evitando "cualquier duplicidad en las competencias". "Quiero una administración austera, amoldada al momento de crisis que vivimos".
Y todo porque el panorama en Baleares es desalentador, y de ahí que reclame contención y apaciguar la euforia para más adelante: "Hay más de 144.000 personas que no tienen trabajo, más de 40.000 familias con todos sus miembros activos en paro, son miles las empresas que han cerrado en los últimos años...", explica, diciéndose así mismo que "todos esos datos negativos, todas esas personas con problemas, siguen ahí y esperan que el proyecto que lidero sirva para mejorar sus situaciones".
Advierte, eso sí, que no hay fórmulas mágicas para arreglar las cosas, pero pone encima de la mesa su recetario: "La educación, la apuesta por la iniciativa privada para generar el cambio en nuestra economía y la necesidad de establecer un marco legal seguro y predecible, en el que las cosas estén claras. Menos leyes y más sencillas. Todo ello desde la austeridad".
"Lo que de verdad queremos celebrar es que las cifras del paro bajan, que las familias pueden vivir un poco mejor, que nuestros niños cuentan con una educación que tranquiliza de cara al futuro y que, en resumen, todo empieza a funcionar mejor. Y para que esto suceda solamente conozco una fórmula, que es la del trabajo diario", concluye.