Felip Puig, consejero de Interior de la Generalidad de Cataluña, ha comparecido este viernes por la tarde para valorar la operación policial que ha llevado a cabo la Policía autonómica en el campamento de indignados instalado en la Plaza de Cataluña.
El consejero ha reiterado en infinidad de ocasiones que el "objetivo no era desalojar la plaza" sino que se tomó la decisión por motivos "de higiene, para limpiar la plaza", porque "había un riesgo claro de salud pública y también de seguridad ciudadana". Puig se refirió a la acumulación de objetos, especialmente peligrosos como "las bombonas de gas". Además, remarcó el carácter "preventivo" de la operación, ante la posibilidad de que el FC Barcelona gane la Copa de Europa mañana y la plaza se llene de aficionados celebrando el título.
Puig confirmó que hay 37 mossos heridos, la mayoría contusionados de diversa consideración y algunos de ellos han sufrido fracturas. El consejero dijo que su departamento va a "analizar en los próximos días" los delitos que se puedan haber cometido.
Ante la insistencia de los periodistas, Puig reiteró que no se arrepiente de la decisión tomada, a pesar de reconocer que era "previsible" que se produjeran estos altercados. "Con 80.000 personas entre la Plaza de Cataluña y Canaletas, con que haya un uno por ciento de energúmenos, con bombonas de gas y generadores eléctricos de por medio, imagínense qué podría pasar", sentenció Puig.