Desde que Zapatero anunció su intención de no repetir como candidato socialista, el silencio se apoderó del PSOE. Todos firmaron un pacto tácito: no se hablaría de primarias ni de sucesión hasta después de los comicios.
La noche electoral llegó y con ella la debacle socialista. Con unos resultados peores a lo que se esperaba (y se esperaban) se abrió una gran brecha en el seno del partido. El primero en fijar postura fue el secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, que en esas horas aciagas habló públicamente en Ferraz para trasladar un mensaje claro: no se va; no convoca elecciones anticipadas porque quiere realizar las reformas económicas que ha empezado.
Sin embargo, tan sólo un día después Guillermo Fernández Vara, el único barón que ha salido mínimamente indemne de estas elecciones, alzó la voz para decir públicamente que si él fuera Zapatero adelantaría las elecciones. Las espadas ya estaban en alto. Y José Blanco cogió el mando para advertir con contundencia que no se celebraría un Congreso Extraordinario para elegir un nuevo secretario general que conformara otra Ejecutiva. Los planes, según el vicesecretario Blanco seguían igual que antes de la hecatombe electoral: comenzar el proceso de primarias para elegir al candidato antes del verano que se presente a las elecciones generales, que no se adelantarán.
Tan sólo unas horas más tarde, varios dirigentes socialistas apostaban, a micrófono cerrado, porque se presentara un solo candidato a estas elecciones internas. La idea era evitar disputas justo en este momento, después del fracaso histórico y a sólo unos meses de las generales, ya que podría trasladarse a la ciudadanía una imagen de luchas intestinas que no harían sino dañar aún más su ahora deteriorada confianza electoral. "No creo que tengamos energías suficientes como para peleas internas". Y ese candidato era para ellos, sin ninguna duda, Alfredo Pérez Rubalcaba.
El órdago de Patxi López
Pero quien sí habló públicamente, tan sólo un día después, fue Patxi López reclamando ese Congreso Extraordinario que obligaría a dimitir a la actual dirección del PSOE. Este planteamiento choca de plano, como es lógico, con el aparato del partido. Pero entonces Griñán y los socialistas andaluces, después de conversaciones a contra reloj, salieron en apoyo de Zapatero. Esto lejos de apaciguar al PSE lo envalentonó. Convirtieron las palabras de López en un comunicado que trasladaron a la opinión pública, pidiendo ese congreso.
Y es que las diferencias entre un proceso de primarias y la convocatoria de un Congreso Extraordinario son varias:
- En primer lugar, cambia qué se decide. En unas primarias se elige sólo al candidato a las elecciones generales, mientras en el Congreso lo que se vota es un nuevo secretario general y una nueva cúpula del partido, lo que supondría relevar a Zapatero al frente del partido.
- En segundo lugar, cambia quién decide. En las primarias votan todos los militantes socialistas a corriente de pago de las cuotas de afiliación, algo más de 200.000 en este momento. En el Congreso son los delegados los que deciden, entre 800 y 2.000. Los delegados son elegidos en las federaciones territoriales lo que permite a los distintos aparatos un mayor control sobre el proceso.
- En tercer lugar, cambia cómo se decide. En las primarias el método es sencillo: un militante, un voto. Los candidatos deben tratar de ganarse la simpatía de la militancia que es, en último término, quien decide. En un Congreso, aunque los delegados cuentan con libertad de voto, la experiencia indica que suelen votar en bloque en función de la federación a la que pertenecen, por lo que entran en juego los cambalaches entre los candidatos y los barones regionales y las negociaciones entre los dirigentes del partido, que pueden ejercer mucho más control sobre el proceso.
En definitiva, la apertura de este proceso de primarias no ha hecho sino dejar de manifiesto las divisiones internas del partido, en shock desde el domingo. A favor de un proceso de primarias estaban hasta ahora:
- Zapatero: siempre ha defendido las primarias como motor de la democracia dentro de un partido, menos en el caso de Tomás Gómez. El jefe del Ejecutivo ha aguantado el pulso y ha decidido mantener el proceso de primarias.
- José Blanco: el vicesecretario general del partido y ministro de Fomento es otro de los firmes defensores de las primarias y así lo ha querido dejar claro desde el principio. El número dos del partido también dejó claro que el proceso para elegir al candidato será a través de primarias y no a través de un Congreso extraordinario como han planteado otros dirigentes, dejando clara la postura de la Ejecutiva Federal.
- Leire Pajín: la ministra de Sanidad y también miembro de la Ejecutiva Federal ha lanzado un aviso muy claro sobre la batalla interna que se está abriendo en su partido al afirmar que "los líos internos y los ruidos" son lo que aleja al partido de los ciudadanos. La ministra no ha querido dejar clara su postura, aunque ha recalcado que el PSOE es el partido "más democrático de toda España y que tiene órganos "donde se debe hablar y donde se debe decidir", y se ha remitido al Comité Federal del próximo sábado como "gran oportunidad" para ello.
- José Antonio Griñán: además de apostar por Chacón como candidata, el secretario general del PSOE de Andalucía se ha mostrado claramente contrario a la celebración de un Congreso extraordinario.
- Marcelino Iglesias: el secretario de Organización del PSOE apeló el lunes a los Estatutos del partido para defender el proceso de primarias. "Nosotros tenemos la obligación de cumplir nuestros estatutos y la Ejecutiva ha convocado al Comité para precisamente poner en marcha todo el proceso de sucesión", indicó.
- Trinidad Jiménez: del círculo de confianza de Zapatero, no extraña que Jiménez apueste claramente por las primarias. La ministra de Exteriores ha insistido en que la celebración de un Congreso Extraordinario no es lo más adecuado "en este momento", como tampoco el adelanto electoral.
- Tomás Gómez: "Yo siempre he defendido el proceso de elecciones primarias y la democracia interna (...) Sería incoherente, si ahora no defendiera las primarias".
Ahora bien, los contrarios al proceso de primarias son los pesos pesados del partido. Aparte del mencionado Patxi López están también:
- Guillermo Fernández Vara: ha sido otro de los más críticos. No quiere primarias y quiere un proceso rápido que ponga fin a las dudas de la sucesión.
- Diego López Garrido: "No es necesario ahora un proceso donde haya una competencia interna". Así de claro lo ha dejado el secretario de Estado para la Unión Europea, que sin rechazar completamente las primarias ni estar a favor de un Congreso, sí que cree que lo mejor para el partido sería una única candidatura.
- Juan Carlos Rodríguez Ibarra: el ex presidente de Extremadura se ha colocado en la misma línea que su sucesor, Fernández Vara, y ha rechazado la apuesta de Zapatero de abrir el proceso de primarias. Según él, se debería optar por un Congreso para "salir del atolladero" tras los malos resultados electorales.
- Alfonso Guerra: es uno de los históricos del partido y el más contrario a ese proceso de primarias por el que aboga Zapatero. Guerra destacó que el proceso de primarias "es una moda norteamericana que aquí no encaja".
- Joaquín Leguina: considera que las primarias son una "solución pésima" y cree que lo "mejor" que puede hacer Zapatero es irse ya, y considera que si finalmente se celebra un Congreso Extraordinario para elegir nuevo secretario general, habrá elecciones anticipadas, algo que, en su opinión, "no parece que sea tan malo para el país".
- Rafael Simancas: el diputado socialista y portavoz de la Comisión de Fomento del Congreso, también ha sido de los que ha señalado que preferiría que sólo hubiera un candidato en el PSOE para suceder a Zapatero, aunque ha añadido que hay que resolver este asunto "de manera democrática".
Pues bien, este jueves antes de lo esperado, Carmen Chacón ha desvelado todas las incógnitas. Tira la toalla. No se va a presentar como candidata contra Rubalcaba. Cede ante el aparato. Todo apunta a que Blanco ha conseguido hacer un pacto con los dirigentes que apoyaban a Rubalcaba, la vieja guardia, y que eran a su vez los que pedían un Congreso Extraordinario para sustituir a Zapatero como secretario general del PSOE: no se celebra dicho congreso a cambio del candidato único, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Salvo sorpresas de última hora, el sábado se fijará en Ferraz el calendario de las primarias, se abrirá el plazo de inscripciones. Si todo sigue como hasta ahora, sólo Rubalcaba propondrá su candidatura y por tanto será aclamado candidato oficial del PSOE de cara a las próximas elecciones de 2012.