Los barones socialistas, que apuestan por Rubalcaba, se han amotinado reclamando un Congreso Extraordinario, lo que ha enfurecido a los partidarios de Chacón, que quieren primarias.
Después de que Zapatero anunciase que no repetiría como candidato en las elecciones generales de 2012, estaba previsto que el Comité Federal del PSOE aprobase este sábado el calendario de las elecciones primarias para elegir al nuevo candidato. Pero el enorme descalabro que ha sufrido el partido en las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo ha encendido todas las alarmas en las federaciones territoriales.
Este martes se empezó a fraguar el "motín de los barones". Patxi López, presidente vasco, salía a la palestra reclamando un Congreso Extraordinario porque consideraba que unas primarias no "eran suficientes" ante la gravedad de la situación. La propuesta cuenta con el apoyo de buena parte de los barones. Públicamente ya lo ha manifestado el extremeño Fernández Vara. Las ejecutivas de navarros y valencianos también se han manifestado en esta dirección. Otros dirigentes históricos, como Alfonso Guerra o Rodríguez Ibarra, han sido especialmente rotundos a la hora de reclamar un congreso.
Este movimiento ha molestado, y mucho, a la ministra de Defensa, Carmen Chacón, y a quienes trabajan para impulsar su candidatura en las primarias. Chacón es a priori la única dispuesta a enfrentarse a Rubalcaba, y su entorno entiende que la convocatoria de un congreso le perjudicaría. Y es que las diferencias entre uno y otro proceso son importantes:
- En primer lugar, cambia qué se decide. En unas primarias se elige sólo al candidato a las elecciones generales, mientras en el Congreso lo que se vota es un nuevo secretario general y una nueva cúpula del partido, lo que supondría relevar a Zapatero al frente del partido.
- En segundo lugar, cambia quién decide. En las primarias votan todos los militantes socialistas a corriente de pago de las cuotas de afiliación, algo más de 200.000 en este momento. En el Congreso son los delegados los que deciden, entre 800 y 2.000. Los delegados son elegidos en las federaciones territoriales lo que permite a los distintos aparatos un mayor control sobre el proceso.
- En tercer lugar, cambia cómo se decide. En las primarias el método es sencillo: un militante, un voto. Los candidatos deben tratar de ganarse la simpatía de la militancia que es, en último término, quien decide. En un Congreso, aunque los delegados cuentan con libertad de voto, la experiencia indica que suelen votar en bloque en función de la federación a la que pertenecen, por lo que entran en juego los cambalaches entre los candidatos y los barones regionales y las negociaciones entre los dirigentes del partido, que pueden ejercer mucho más control sobre el proceso.
Quienes defienden el Congreso entienden que se matan dos pájaros de un tiro. Al elegir a un nuevo secretario general, éste se convertiría de forma automática en el candidato a las elecciones, con lo que se evitaría la famosa bicefalia, de infausto recuerdo para el PSOE después de lo sucedido con Josep Borrell, elegido candidato en primarias, y Joaquín Almunia, secretario general del partido. Los partidarios de las primarias defienden que es un método más democrático que daría más legitimidad y reforzaría al candidato elegido. En el caso de Chacón, ven más posibilidades de ganar con el apoyo de la militancia a un Rubalcaba que contaría con más apoyos orgánicos en un Congreso.
Zapatero ha reiterado este miércoles que habrá primarias, pero el viernes se reunirá con los barones territoriales para calibrar hasta donde llega la apuesta de éstos por un Congreso y tratar de consensuar una postura común de cara al Comité Federal del sábado. Entre los dirigentes del PSOE no se descarta ninguna posibilidad. El secretario de organización comentaba este miércoles en los pasillos del Congreso de los Diputados que los dos procesos no son incompatibles y que podrían convocarse un Congreso, complementariamente a la celebración de las primarias, informa Ketty Garat. Esta opción sí entrañaría el riesgo de la temida bicefalia y una importante brecha interna si el secretario general y el candidato elegido estuviesen enfrentados. Aquí entra con fuerza otra hipótesis que gana enteros en las filas socialistas: un pacto entre Chacón y Rubalcaba para que el vicepresidente sea el candidato en las próximas elecciones y la ministra de Defensa opte al relevo en un Congreso que se celebraría después de la más que previsible derrota electoral.