Una vez más, fueron los mismos. Los que, ya en precampaña, advirtieron de que el Gobierno tejía con la banda terrorista ETA la presencia de su marca en las elecciones del 22 de mayo. Los que, una vez se podía pedir oficialmente el voto, fueron un paso más allá denunciando que detrás del fallo del Tribunal Constitucional avalando la coalición Bildu estaba la mano del Ejecutivo.
Y, en una de las jornadas más importantes de la campaña -la novena, pleno ecuador-, volvieron a ser ellos quienes alzaron la voz, contundentes, contra la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero y llamaron, a renglón seguido, a una participación masiva en la manifestación de víctimas de Madrid, boicoteada con su indiferencia por la dirección nacional del PP.
Esperanza Aguirre y Jaime Mayor Oreja, en un multitudinario acto en Valdemoro, y José María Aznar, aclamado como siempre en Cuenca, volvieron a dejar en evidencia las dos velocidades del principal partido de la oposición, cuyo líder, Mariano Rajoy, se quedó otra vez mudo en esta materia.
El PP sacó músculo político a base de cifras. Doce mil fueron las personas que gritaron “presidente, presidente” a Rajoy en el coso taurino de Zaragoza. Más de cinco mil estuvieron en otra plaza de toros, la de Valdemoro, junto a Aguirre, y más de mil dejaron sin plazas el auditorio de Cuenca para recibir a Aznar. Ahora bien, en contundencia, Rajoy se descolgó de los otros protagonistas.
“Las víctimas tienen todo el derecho de sentirse agraviadas” porque “ETA vuelve a estar en las instituciones” por culpa del Gobierno, y de ahí que el líder de FAES reclamó llenar la plaza República Dominicana de Madrid: “La responsabilidad de que esto haya ocurrido es del Gobierno, por lo que nuestra responsabilidad es mandar al Gobierno a casa y sacar a ETA de las instituciones”, clamó Aznar, que volvió a levantar a un auditorio entregado.
“¡Vuelve, vuelve, te necesitamos!”, le dijeron a un Aznar crecido, que repite en la complicada tierra castellano-manchega por segunda vez en una semana. “Les mando un saludo a las víctimas”, añadió, no sin recalcar que quienes sufren el azote del terrorismo “se merecen” que los españoles estén a su lado.
Pero Aznar dio aún un motivo más por el que criticar abiertamente al Gobierno, frente al silente Rajoy, y ése es un “principio básico de constitucionalidad”; el de no saltarse “por le puerta de atrás” a las instituciones. El órdago iba dirigido “a quienes dijeron que no estaban negociando con ETA pero estaban negociando. A quienes dijeron que ETA no iba a volver a las instituciones y han vuelto a las instituciones”.
En Valdemoro, Aguirre y Mayor Oreja no se quedaron atrás, y volvieron a levantar la bandera de la lucha contra ETA como marca de la casa. “Me quiero acordar de las víctimas del terrorismo y de los policías y guardias civiles que se han jugado la vida para demostrar que Bildu es ETA y ahora les dicen que esas pruebas no valen”, exclamó la candidata madrileña.
Y es que, para Aguirre, no es de recibo que los concejales del PP en País Vasco y Navarra se vayan a tener que sentar otra vez “junto a los que amenazan, las insultan, les extorsionan y, llegado el caso, les asesinan”. “Esto es una vergüenza y todo esto que han hecho los socialistas hay que explicárselo a los ciudadanos antes de las próximas elecciones”, sentenció, en línea su colega Mayor Oreja, que volvió a advertir de una negociación soterrada entre terroristas y el Ejecutivo.
Una vehemencia no repetida por los miembros de la dirección nacional. Sólo María Dolores de Cospedal, que acompañaba Aznar, incluía en su discurso una alusión a ETA, para prometer que si Rajoy es presidente expulsará al entramado de la banda de los ayuntamientos y demás organismos públicos. El teórico protagonista de dicho augurio, sin embargo, no hizo mención alguna, y tampoco se acordó de las víctimas del terrorismo.