El Partido Popular dice creer que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho todo lo posible para que Bildu no esté en las elecciones del 22-M, a pesar de la decisión adversa del Tribunal Constitucional. Que ha hecho “todo lo posible” o, al menos, no tiene pruebas para demostrar lo contrario.
Por ello, fuentes de la cúpula nacional ya avanzaron, en la víspera de poder pedir formalmente el voto, que el pacto con el Ejecutivo en esta materia no corre peligro “de momento”. Tampoco la alianza de gobierno en el País Vasco, a pesar de que Patxi López no tuviera empacho en presionar al TC a fin de que Bildu finalmente pudiera concurrir a las urnas.
En su discurso en la apertura de la campaña -en esos momentos, la decisión no era oficial-, Mariano Rajoy miró para otro lado. Ninguna referencia al fallo del Alto Tribunal. En fuentes, un portavoz autorizado insistía en la machacada idea de que lo que hoy tocaba era hablar “de la crisis económica” y de cómo el PP será capaz de sacar al país del atolladero. De empezar lo que en Génova han denominado “el principio del fin” del Gobierno y, con ello, de las políticas socialistas.
En el fondo de la cuestión está que los estrategas del líder popular consideran que no les interesa hablar de terrorismo, y de ahí que no darán la batalla, a priori. La línea a seguir fue diseñada en el Comité de Dirección celebrado de forma extraordinaria el miércoles; trabajar de puerta para adentro y bajar los sables en la arena pública. No es ni tan siquiera seguro, al menos a pocos minutos de conocerse la decisión del TC, que el PP fuera a pedir la supresión de la coalición Bildu como tal.
Eso sí, en un comunicado hecho público cerca de la una de la madrugada, el PP se reafirma en que hay “otras vías” de impugnación, y si bien respeta la decisión del Alto Tribunal dejando claro que es “una mala decisión”. Al Gobierno le exige que esté vigilante, pero no menta los pactos.
El sector ganador en el PP, el de no hacer nada por ahora, choca frontalmente con el denominado ala dura, y que instó en la víspera a poner -al menos- en cuarentena el Pacto Antiterrorista y dar un toque de atención en el País Vasco.